Capitulo 1

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Cuando quise darme cuenta de la grave situación en que me veía atrapada, estábamos a un lado de la carretera y el automóvil estaba de cabeza. Apenas distinguí quién se acercaba a nosotros, pero tenía la clara idea de que no era para echarnos una mano sino para terminar lo que había causado. Apenas había notado el dolor en mi cabeza que me envolvía en ese instante y las pequeñas gotas de sangre que habían alcanzado mi boca, quería intentar al menos zafarme del agarre del cinturón de seguridad que aún me mantenía de cabeza. Con desespero caí soltando un quejido, fue cuando voltee a ver a mi acompañante lo cual su estado era peor que el mío. El vidrio había estallado y parte de esos trozos quedaron incrustados en su rostro, estaba desconcertada por lo que había sucedido y él aún inconsciente por el accidente que nos causó aquella persona. Lo único que quería es que al menos despertara antes de que terminara en un final fatal...



Veinticuatro horas antes no era la mutante másbuscada por otros que quizás no tenían el mismo fin que nosotros o el grupo conocido como los X-men. Al finaluno no termina siendo un arma mortal para los humanos sino un maldito raro concosas que caben solo en la imaginación de un niño de cinco años, tal vez, peroal final esa realidad existe y las peores personas te buscan para planes que nisiquiera tiene uno idea. Encontré refugio apenas en una academia para los queserían de mi clase, como toda institución tenía sus debidas reglas, siendo unade ellas era el uso de los poderes quedaba prohibido fuera de la institución.No era eso un problema, el problema era no poder controlarlos debidamente sinque fueran afectados por cada emoción mía, más la ira que me llegaba a carcomeren ocasiones que menos esperaba, arrojando las cosas o en su defecto destruyéndolas.
Controlar el metal tenía sus defectos, pero quizás no era así ya que podía pertenecer en el mismo lugar donde estaban los X-men, más llamaba mi atención el hombre solitario y bruto, la única diferencia es que su cuerpo lo cubría una especie de metal que podía sentirlo hasta incluso desde mi alcoba, tenía la ligera tentación de controlarlo como si fuera un pequeño títere entre mis manos. 

Fue esa noche que un grito me despertó de mi sueño, "¡Logan!" distinguí a la lejanía, lo suficiente para saber que era el hombre con el metal en su cuerpo, claro estaba que mi curiosidad iba más allá de todo y a oscuras quise saber por qué tanta conmoción a medianoche. Con más rapidez con la que contaba, salí de mi cama para ver por la ventana, pude ver a Logan salir de la mansión casi corriendo hacía la mujer de cabellos rojizos.No comprendí que sucedía, pero los notaba alarmados, como si alguien estuviera por llegar. De alguna manera, sentía la presencia de que alguien más estuviera dentro de mi habitación, mi estómago se estrujó en mi interior, haciendo que se me helara la sangre cuando sentí su respiración detrás de mi. Mis reflejos no fueron tan rápidos como anteriormente, que llegó a cubrirme la boca para que no pudieran oírme, aún así mis gritos se ahogaban,desesperada por librarme pero tenía más fuerza de la que yo podía ejercer contra él. No sabía que hacer y todo comenzó a descontrolarse cuando terminé alterándome y eso terminó siendo mi salvación cuando había arrojado algo contra la cabeza de quién fuera que estaba allí. Mi primera reacción fue salir corriendo hasta que terminara rendida de alguna forma, corría sin mirar en absoluto el camino frente a mi, solo quería encontrar alguna salida de allí lo más pronto posible que choqué contra alguien y mi reacción fue lanzarlo lejos con un simple impulso de mis manos que causó que se golpeara contra la pared.
-- Maldita sea, niña, que estoy de tu lado.—Espetó el hombre un poco adolorido mientras se ponía de pie con lentitud. Fue allí que me había percato de que era Logan. Estaba asustada, no sabía que decir ni hacer por lo que apenas y pude murmurar unas disculpas ante eso.
— Lo lamento y es que hay alguien que...— No pude terminar de decir cuando escuché esos pasos feroces acercándose rápidamente y al verlo en la otra punta un escalofrío recorrió mi cuerpo. La tenue luz de la luna apenas me dejaba distinguir quién era, pero era alguien enorme y eso no cabía duda que fuera él quien quería casi asfixiarme. Oí un gruñido cuando vio la persona que estaba parada detrás de mi.
—Logan... jamás habrá un día en que no me facilites las misiones.— Comentó el hombre que estaba en la otra punta del pasillo con un tono ronco y despectivo en su voz, acercándose cada vez más hacía nosotros, haciendo que me echara hacía atrás y chocara una vez más contra él. Lo único en que fue capaz fue apartarme tomándome de ambos brazos.
—Será mejor que huyas y lo más rápido que puedas.— Dijo seriamente y en ese instante fue cuando esas garras salieron de entre sus nudillos, brillaban ante la tenue luz que había en el pasillo y por un segundo mi mente se aclaró descubriendo así el por qué podía sentir su presencia. Eran esas garras de metal. —¡Que corras te digo! —Vociferó ahora volteándose a verme a lo que sólo asentí enseguida, aún asustada, como pude y esta vez me concentré en buscar una salida, dejando atrás a lo que parecía ser un reencuentro con un enemigo desde hace años.
—¿Para qué quieres a la chica? — Preguntó antes de que todo terminara entre golpes como usualmente era.
—No lo sé, aunque aun así lo supiera, no me interesaría. Solo que Mystique la necesita.
—Pues ve avisándole a la perra azul que se quite esa idea de la cabeza.— Bastó en decir aquello para que se lanzara contra Sabretooth de casi un solo salto lanzando aquellas agujas de metal mortíferas contra aquel monstruo de casi dos metros, aunque fuera alto, tenía su poca agilidad y fuerza bruta para detenerlo con un solo brazo y lanzarlo contra las paredes de madera.

Con apenas un camisón y pantalón que formaban parte de mi pijama corrí por toda la mansión hasta dar con la puerta principal, la abrí y para mi sorpresa el resto de los X-men no se hallaba allí para mi desgracia sino alguien más que no tenía un gran aspecto y por más que estaba a unos metros de distancia de la entrada de la institución podía oler su peste desde mi lugar. Apenas avancé unos pasos,haciéndolo claro estaba con gran cautela.
—¿Quién eres? ¿eres de la institución? —Pregunté casi con el corazón en la garganta a causa de mis nervios tanto como la desesperación de querer huir lo más pronto posible.
—Para tu mala suerte, no lo soy. —Acabó riendo al final, acercándose a saltos,a lo que luego algo brotó de su boca, estirándose hasta donde me encontraba atrapándome por el cuello, llegando a percatarme que era nada más que su lengua lo que utilizaba para ahorcarme, me causaba más que repulsión el solo averiguar,pensando más que eso justo cuando el aire comenzaba a faltarme. No me quedaba más y mire a mi alrededor buscando algo que lanzarle y solo había esa moto justo en el lugar preciso, alzando mis manos y con las pocas fuerzas que tenía de un solo tirón la alcé con un simple movimiento así arrojársela a esa especie de sapo humano. Notó lo que se le avecinaba que sus ojos se abrieron completamente, dejándome libre queriendo tratar de esquivarlo pero fue demasiado tarde y la moto le había embestido con gran fuerza.
Tomé una gran bocanada de aire cuando sentí alivio, queriendo ver si estaba inconsciente quién quiera que fuere para borrarme de ese lugar para siempre. Un estruendo se escuchó de golpe, volteándome enseguida para ver que era, Logan había sido lanzado hacía afuera y aterrizó duramente contra la tierra. Mis únicos pensamientos eran huir o ir tras Logan y al final hice caso a la segunda opción como si conociera de toda la vida a ese hombre.
—Como ves niña, ese idiota no es rival para mi. —Dijo justo en el momento en que me había acercado. Saltó desde la ventana por donde le había arrojado para ir a buscarle. —Facilita las cosas y ven conmigo de la buena manera. —Por primera vez le había visto el rostro a ese hombre que parecía una bestia por como lucía. Eché un vistazo a Logan quien trataba de ponerse de pie y en ese pequeño instante ambos intercambiamos miradas. Una leve sonrisa se dibujó en mis labios, volviendo mi mirada quién ahora, también, era mi enemigo.
—Ni en tus sueños, Chewbacca. — Respondí a la ligera y el miedo que me perseguía se había esfumado por un momento, bastando para fijar mi objetivo en aquella reja de metal que sin problema alguno desarme con un simple movimiento de mis manos y dirigí esos fierros puntiagudos hacía mi oponente, enterrándolos en su cuerpo y lanzarlo contra la pared de la gran mansión haciendo que estos se clavaran por igualen el muro como manera de detenerlo.
Para ese entonces una mano se posó en mi hombro, haciendo que me voltee.
—Ya, vayámonos antes de que se libere.— Fue lo que dijo y para cuando quise preguntar su estado ya no tenía ninguna herida visible, como si jamás hubiera sido lanzado de un segundo piso. No dije más, y solo le seguí hacía donde fuera.




Había olvidado por una fracción de segundo lo que había sucedido a la noche,tanto que desperté en un auto y lo primero que pude reconocer era la carretera y kilómetros de un extenso campo, apenas comenzaba a amanecer y los primeros rayos de sol empezaban a inundar todo aquel campo. Me miré y aun llevaba la misma pijama solo que ahora estaba algo estropeada, fue allí que los recuerdos vinieron en oleadas, como si me hubiera sufrido amnesia temporal, habiéndome gustado que todo lo que había pasado hubiese sido un sueño. Miré al lado del conductor y vi que Logan conducía, teniendo ambas manos en el volante. Se dio cuenta que había despertado y no dudó en llenarme de preguntas al minuto.
—Muy bien... ¿cuál es tu nombre? Si al menos voy a salvarte el trasero de lo que fuera allí, quiero saber en qué me he metido. — Dijo con un tono casi brusco, estaba más que claro que se encontraba molesto por lo de anoche y no podía culparlo.
—No uso mi nombre... pero me apodo Polaris.
—Polaris. —Chistó su lengua contra el paladar. — ¿Por qué te buscan idiotas como los de antes?
—Yo no lo sé, es la primera vez que me topo con personas así. Tan solo me ofrecieron estar en el Instituto porque allí estaría a salvo con la gente que porta mi misma condición. Sea lo que sea... tendrá que ser por mis poderes mutantes. —Observaba la pequeña energía que brotaba de mis manos, el metal, lo sentía como si fuera una extremidad más que podía manipular tanto como mis brazos. Apenas y un ligero movimiento de mis dedos, quité con delicadeza esa placa que colgaba del cuello del mayor, observando como lentamente levitaba en el aire, pudiendo leer el nombre que llevaba grabado. — ¿Wolverine? Al menos sé algo más de quién salvó mi vida. — Leí en voz alta y al instante lo arrebató para guardarlo en el bolsillo de su chaqueta.
—No eres la única con apodos, niña magnética. Escúchame, mi compañía termina al final del viaje, te dejaré en un lugar seguro para que no vuelva a suceder lo de anoche.
—¿Estás bromeando? Tiene que ser una jodida broma, están buscándome por razones que desconozco y planeas dejarme que me atrapen, ¿así nada más?
—Oye, ¿qué pretendes, que sea tu jodido guardaespaldas? Tengo una vida y no ando cuidando a...—Se detuvo en seco en media oración y de la nada comenzó a olfatear. Mi semblante había cambiado de la nada cuando vi lo que Logan hacía,frunciendo el ceño.
—¿Qué demonios haces?
—Algo se acerca...— Su tono había cambiado completamente, sabía que hablaba enserio y no era ninguna broma por parte de él. Una sombra al costado de Logan se acercaba a toda velocidad que no hubo tiempo de pudiera responder ni siquiera de avisar de lo que se avecinaba.
Lo único que sentí fue un golpe duro haciendo que apenas rodáramos por el asfalto hacía afuera de la carretera. Me había dejado inconsciente unos segundos,un dolor punzante proveniente de la cabeza me dejó algo aturdida, no dejaba queme concentrara cuando caí al suelo una vez que me había liberado del cinturón de seguridad. Mis ojos se quedaron observando como las heridas de Logan se curaban por sí solas con lentitud, oí como arrancaron la puerta del auto de un solo tirón, sacándome a rastras del mismo, tenía una idea de quien se trataba mientras me arrastraba por el asfalto como si fuera una bolsa de consorcio y mi cabeza me daba vueltas. Apenas y murmuraba su nombre. —Logan...—Era lo único que decía con las pocas energías que me quedaban y como si fuera por arte de mágia pude divisar su figura salir del auto hecho trizas, como si pudiera volar me alcanzó, arrebatándome de las manos de ese maldito que no tenía descanso alguno de dejarnos ir tan fácilmente.
Arrojándome apenas hacía un costado, no quitaba mi mirada de la feroz pelea entre ellos, más temor me daba que aquel tipejo se regeneraba tanto como Wolverine, no se rendía tan sencillamente con cada zarpazo que dejaban las garras de Logan, al igual de la manera en que enterraba ambas en el cuerpo casi indestructible del enemigo. De repente, como si mi corazón se hubiera detenido en el instante en que vi como el cuello de Logan se deshizo de un solo zarpazo, la sangre brotó de manera imparable, haciendo que cayera de rodillas y finalmente su cuerpo cayó muerto en el frío asfalto.
—¡NO! ¡LOGAN! —Fue lo único que vociferé, levantándome rápidamente como si todo el dolor en mi cuerpo se hubiera apagado al segundo, solo quise correr hacía él sin importar la presencia de ese maldito quién le había arrebatado la vida.Arrodillada ante su cuerpo, esperaba como una idiota a que esa habilidad nuevamente le curara como anteriormente lo hizo pero no ocurría y cuanto más demoraba mis esperanzas se esfumaban y mis lágrimas no dejaban de brotar.
—Vendrás conmigo, maldita mocosa.— Al instante me sujetó de los cabellos, llevándome a rastras a donde fuera que tenía planeado, sentía que era mi final, pero, no iba a caer tan fácil, no iba a dejar que Logan quedara de esa forma y mucho menos que un mal nacido me llevara.
Concentrando mis emociones, dejé que mis poderes fluyeran naturalmente como la primera vez que me había enfrentado a él y como si el automóvil volcado pesara nada más que dos gramos, levitó por los aires, arrojándolo en el momento justo que había podido quitármelo de encima. Utilicé el auto como si fuera alguna especie de chaleco de fuerza, cada vez que me esforzaba por envolverlo con aquella chatarra, mis pies ya no tocaban el suelo, comenzaba a levitar cada vez más alto, teniendo mayor control ahora más que en cualquier momento, de mis poderes. Había creado una especie de contenedor para aquella bestia, alzando por los aires para dejarla a mi misma altura, pude verlo a los ojos, llenos de completa ira como si fuera un animal rabioso.
—No soy tan fácil como parezco, idiota. —Mencioné esas últimas palabras e impulsé mi mano con fuerza, mandando a esa bola ahora de metal lejos,terminando por hundirse cerca de un lago que estaba a no más de un par de kilómetros del otro lado de la carretera. Una sensación de alivio me invadió, al igual que el cansancio, haciendo que descendiera de golpe a la tierra, atraída por la misma gravedad, sin habérmelo esperado en ese instante, caí justo entre los brazos de Logan a los cuales me aferré como si fuera la última vez que le vería o supiera de su existencia.
—¡Estas vivo! Pero si yo...—Quise decir, otra vez, al borde de lágrimas, no sabía por qué me había sentido tan feliz de verle con vida a alguien que apenas conocía hace un par de horas, pero no cabía duda que lo que habíamos compartido no era cosa que todos compartían y esa debía de ser la razón del por qué.
—Bueno... no puedo morir tan fácil.— Habló con tranquilidad, aún empapado de su propia sangre, me había correspondido ese desesperado abrazo.
—No me dejarás, ¿verdad? ¿Te quedarás a mi lado?
—Lo que ha sucedido hoy lo ha dejado más que claro.— Sonrió, apartándome tan solo para poder verle a los ojos. No había pensado que el hombre a quién creía un bruto y quizás un desinteresado de todo y que nada le importaba,terminaríamos compartiendo más que una simple mirada, en ese entonces, me dejó más que claro qué tipo de hombre era él.

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