Loving can heal...

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Martes, Signal Iduna Park, 08:39 pm.

Erik desde su auto vigilaba el estadio, pensando en todas las cosas que habían pasado allí dentro. Existían algunos recuerdos, borrosos, pero ahí estaban. Bajo del auto, cruzando para poder admirarlo de un poco más cerca. Todavía un poco desconcertado, perdido, con una botella, se sentó en un banquillo de hierro color negro, con algun que otro detalle amarillo, posicionando sus codos en las rodillas, pensando como un tonto error pudo sacar lo que más amaba en su vida. Cerro los ojos, recordando las palabras que escribían en la carta del club de fútbol Borussia Dortmund, escrito con con un rojo pasión, advirtiendo que no era un buen mensaje. Él ya sabía de que trataba. Comenzaba con un gran testamento sobre quienes escribían la carta, quien la mandaba, y las razones por la cual la escribían, finalizando con un:

"No estas permitido jugar, hasta que estes recuperado al 100÷ y dejes el alcohol. Lo sentimos, Erik."

Y eso era todo, sin más lo habían sacado del equipo, lo habían apartado de su pasión. Lo habían apartado de su desenchufe al mundo. Puso una sonrisa, de esas que te hacen pensar cuán estúpido se puede llegar a ser. Negó con su cabeza y bebió más de su licor. Volvió su vista al estadio, y esta vez se le humedecieron los ojos, volvió a poscicionar la botella a su lado.

-¿Estás bien? -preguntó una voz suave detrás suyo. "No" susurró, negando con la cabeza. -¿Necesitas hablar con alguien?.

Erik no supo más que hacer que mover los hombros de arriba abajo. Se sentía un caso perdido.

La muchacha se sentó, cruzando las piernas. Las luces del estadio se encendieron, gritos provenían de él, y un himno muy conocido.

-¿Champions? -preguntó ella.

--respondió Erik aún con la mirada en el estadio. - Champions... -susurró.

-Me llamo Elle -dijo ella extendiendo su mano. Erik no la quería ver. Se sentía un tonto, hace dos minutos estaba llorando y que ella se apareciese de la nada a preguntar como estaba, no le había dado tiempo para secarse las lágrimas que le caían.

Erik dio media vuelta, aposto por mandarla a volar, pero nunca había apostado por mirar sus ojos marrones y sentirse extremadamente bien. Sólo se sentía bien.

-¿Está bien si me quedo aquí...?-cuestionó con media sonrisa. Él asintió.- ¿...Y que me cuentes que pasa?

Erik suspiró con una sonrisa.

Agarró la botella envuelta en una bolsa de papel, y volvió a negar - Esto me sacó de lo que más me gustaba -contó volviendo a poner la botella entre ellos dos.- Podría estar allí dentro ahora mismo -quizo golpearse a si mismo.

Elle había notado su nerviosismo, comenzo a rasguñarse la nuca de una manera desesperada. Erik comenzó a pensar en todos los malos momentos, principio y final, cada detalle.

-Hey, hey -comenzó a susurrar Elle, mientras tomaba las manos de Erik y las acomodaba con las suyas. - Vamos a hacer algo, ¿sí?.

Elle tenía este aire a que todo iba a salir bien, Erik se sentía protegido. Su contacto corporal no lo hacía sentir incómodo, ni extraño, ella le estaba dando la confianza que el nunca sintió ni en sus mejores amigos.

-Bien -comenzó a hablar Elle - ¿Ves ese árbol de ahí? -Erik asintió - Quiero que vayas, y tires la botella contra él.

Erik río. Luego la miró en plan de "¿Estas de broma?", y Elle le regaló su mejor expresión facial de seriedad.

Ambos se levantaron al árbol que estaba a solo dos pasos. Erik suspiró. Apunto de tirar la botella, Elle le gritó.

- ¡Espera! -dijo frenando su brazo - con la botella, quiero que tires los peores recuerdos, desde que empezaste a beber, hasta ahora.

Erik se tomó un momento, respiró tranquilo, y con toda su fuerza la lanzó, la botella se partió en innumerables pedazos. Elle dio un gritó de felicidad.

-¡Bien! -comenzó a reír - ¿Cómo te sientes?

-Extrañamente bien -rió Erik. Elle volvió a reír, su risa parecía una melodía, Erik se sentía bien con cada acto que Elle hacía. - Escucha Elle, gracias por hacer esto. De hecho, no deberías haberte parado y molestarte...

-Esta bien -sonrió Elle. Y hubo un momento incómodo. Se miraron un segundo y Elle se acercó a abrazarlo.

Erik respondió de la mejor manera, tomandola de la cintura, estaban tan cerca que podía sentir el corazón de Elle latir a toda velocidad.

-¡¡¡Elle!!! -gritó una voz detrás de ellos -¿Elle eres tú?

Elle comenzó a maldecir por debajo, causando que Erik suelte una risita.

-¿Quien es ella?-preguntó Erik

-Disculpa, es Camille, mi amiga. ¿Erik? Tengo que volver a mi hotel. - "¿Hotel?" Se preguntó. - Me encantó ayudarte, Erik.

-¡Elle, apúrate! -volvió a gritar su amiga.

-Erik, quiero que trates de mantenerte limpió. Sé que nos es fácil, pero piensa en como te has sentido ahora -dijo con voz firme, atrayendo bien la atención de Erik, ignorando a su amiga gritando - Si pudiste ahora con una botella, podrás con una cada día. Yo se qu...

Erik se acercó a ella tomandola del cuello, dejando un beso en sus labios. Un beso sincero. Se había sentido tan bien con tal solo una hora, dos horas, de haber estado con ella. Había perdido la noción de todo. Pero creía que no podía agradecerle más.

Su amiga dejó de gritar después del beso. Se miraron a los ojos por minutos que parecían eternos, Erik bajo las manos para juntarlas con la de Elle, le había hecho sentirse mejor con él mismo, le había ayudado, se había, de alguna forma, enamorado de la manera en la que Elle lo trataba, de la manera en que Elle lo tocaba, después de tanto, sentía que por fin podía estar bien.

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2014 ⏰

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Thinking Out Loud {one shot} Erik Durm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora