Thief °°Yoonjin°° {OS}

Thief

Seokjin entró por la ventana en la penumbra. Dejó caer sus pies lentamente sobre las tablas de madera. Revisó que la alarma siguiera apagada antes de subir las escaleras.

      Entró en la sala que reconoció como la habitación principal. Se deslizó hasta la cama de forma silenciosa revisando la habitación para tomar lo que había ido a buscar.

      —Vaya, parece que llego en mal momento.

      Seokjin se giró sobresaltado. Un hombre le observaba desde el ancho umbral. Su estómago se encogió rápidamente. Estaba orgulloso de decir que era la primera vez que le pillaban, pero no de decir que le habían pillado. Y estaba seguro de que le habían pillado. El hombre que estaba frente a él parecía restregarle su riqueza con su reloj de oro revestido de diamantes y el traje a medida de lana.

      Los pasos del individuo se acercaron a él en la oscuridad, permitiéndole identificar mejor sus facciones.

      —Has cortado la luz. Muy listo.

      Seokjin sabía que no iba a dormir en la cárcel esa noche. Conocía los distintos tipos de reacciones cuando las personas encontraban un ladrón en su propiedad. La mayoría ni siquiera se molestaría en entrar y llamaría a la policía al nada más ver que había algo mal. Otra gran parte, sobre todo de los ricachones orgullosos, entrarían y le encararían, puede que algunos con un arma, y le harían saber también que habían llamado a las autoridades. Y luego estaría un pequeño porcentaje como el sujeto que tenía delante. Sin llamar. Sin avisar. Aparentemente desarmado. Ese era el tipo de persona que Seokjin más temía. Lo que ocurriera a continuación era completamente impredecible.

       —¿Sabes quién soy?

      Seokjin observó al hombre de menor estatura caminar a su alrededor. Su voz era algo ronca, y le atraía de alguna manera que no podía explicar.

      —Eres Min Yoongi. Esta es su casa.

      —Eso es correcto.

      —¿Sabes quién soy yo?

      —Eres Kim Seokjin. Ladrón profesional. He oído hablar de ti. Astuto, rápido... No deja pistas mis rastros. Y tu nombre solo es un susurro al viento. Como si no existieran fuera del delito.

      —Eso es correcto. Aunque obviamente, he fracasado.

      —Bueno, me alegra haberte sorprendido. —El hombre sonrió— No te lo tomes a mal. Admito que te esperaba.

      —¿De verdad? —Seokjin ocultó su pavor bajo una sonrisa socarrona.

      —Tienes un patrón. Conozco varias personas a las que has robado. No pude evitar entrometerme.

      —Personas a las que he robado, ¿eh? ¿Por ejemplo?

      —Jung Hoseok.

      —Oh, sí. Bonito coche. Solo me molesta el sonido que hace al frenar.

      Yoongi rió.

      —¿Cómo sabías que vendría hoy?

      Seokjin siguió el recorrido del dueño de la casa por la habitación, aún a su alrededor, con pasos lentos.

      —Has estado ocupado. No tienes tiempo para investigar mucho. Te aprovechas de los eventos públicos para entrar en las casas. Sabías que estaba invitado a la inauguración del restaurante del centro.

      —No está mal. —El azabachs se encogió de hombros. El miedo empezaba a salir de él y le invadió la curiosidad. —¿Qué vas a hacer ahora?