❝―火步道: firewalking❞ ✧【𝐌𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠】

你做得很好

☪

Mientras más me doy cuenta, más debo tener cuidado, Jisung podrá verse como el chico más tierno y pasivo de la existencia, pero no dejes que con eso te engañe.

Al principio, la relación de Minho y Jisung era un completo sueño, ambos tenían amigos en común y estos siempre le advertían a Minho que tuviera cuidado, pero él no sabía el porqué.

Jisung solía ser una persona controladora, manipuladora, celosa hasta la médula y muy -demasiado- impulsiva, si algo no le agradaba de cualquier manera lo iba a arreglar, y nunca lo hacía a la buena.

De alguna u otra forma siempre estaba llamando la atención: que porqué volvio a pelear a alguien, que porqué volvió a gritarle a algún maestro, que porqué lo volvieron a suspender, Jisung era una caja llena de sorpresas y no solo para la escuela, sino también para su familia, para sus amigos y, lo más importante, para su novio. Pero a pesar de que siempre tenía la atención de todos a él no le gustaba, es más, la odiaba, repudiaba que todo mundo tuviera siempre la atención en él.

Había veces en las que Minho hablaba con Jisung acerca de su comportamiento, el menor se molestaba, sentía ese dolor angustioso -que no entendía- en su pecho. Se estresaba demasiado, peleaban a gritos y Jisung finalizaba dejando a Minho con la palabra en la boca y solo por esa noche.

Jisung era demasiado explosivo, tenía cambios de humor repentinos, lo que hacía que tuviera sus emociones a flor de piel, esto también ayudaba a que las peleas con Minho fueran más frecuentes, había veces en las que tenía que haber un intermediario, y Jisung lo odiaba demasiado, odiaba aun más cuando había un adulto de por medio, fuera Chan, fueran sus padres, sea quien sea, Jisung lo odiaba infinitamente.

Normalmente los padres de Jisung hablaban con él, y si no eran ellos eran los directivos de la escuela, Jisung odiaba que hablar de ese tema con él, joder él sabía que estaba mal, el sabía que su comportamiento estaba mal, pero no podía cambiarlo, lo intentaba cada día de su maldita vida, todo lo hacía por Minho, quería mejorar por él, pero le parecía imposible.

Parecía que con el tiempo ambos se habían vuelto opuestos, en cada pelea que había de por medio había un Jisung diciendo que necesitaba ser comprendido, pero parecía que Minho no lo escuchaba, que nadie lo hacía, de hecho.

Los celos controladores empezaban a hartar a Minho, y también empezaban a asustar a Jisung.

Llego un punto en la que la irritabilidad de Jisung no lo dejaba en paz ni para dormir, la almohada que se suponía que era cómoda se había convertido en libros, libros y más libros que tenían letras y estaban en su idioma, pero de una u otra forma él no los podía leer, no podía entenderlos, y eso lo ponía muy enojado, él quería entender porqué y con quién estaba molesto, quería entender porque con el tiempo se había vuelto así, el quería volver a ser el Jisung de antes, pero no sabía como.

Entonces fue el momento donde se alejo de todo y de todos, fue algo muy -demasiado- duro para él, porque él desde siempre fue alguien muy dependiente de las personas a su alrededor, salia muy temprano y volvía hasta muy noche, e, inclusive, había días en los que no volvía hasta días, o incluso semanas, después. Y todo esto empezaba hartar a Minho, sin saber que todo el cambio que Jisung estaba logrando era por y para él.

Al igual que Minho, los padres de Jisung también estaban llegando a su limite, aún más el padre de este, el señor Han hablaba con él y cuando el menor no le quería hacer caso en lo que aquel hombre decía, le impartían castigos horribles que nadie, en ningún momento, querría recibir.