Prologo

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La luz tenue de un atardecer de enero se cierne suavemente a través de la cortina de mi habitación, ahí estoy, sentado en mi sillón azul, que tanto tiempo me acompaño, semi recostado, veo como las partículas del polvo descienden lentamente a contraste de la luz, detrás mío se encuentra un enorme reloj de pared que casi se quedó inmóvil, así como ese reloj, mi tiempo se escabulle lentamente entre mis manos, el fin está cerca y solo me limito a recordar todos los acontecimientos que me llevaron a este punto.

El silencio es abrumador, cada vez más se aproxima mi descenso a la locura, mi mirada está perdida en el horizonte, mi respiración se ralentiza, estoy sumido en un trance que me impide ver más allá de mi habitación, la soledad se apodero de mi ser, hace ya bastante tiempo, Solamente me tengo a mi mismo y a nadie más.

A lo lejos se pueden escuchar sonidos, unas voces y golpes de objetos contra el suelo, no logro distinguirlos, simplemente los ignoro. Pero hay algo raro en esos sonidos, esas voces parece que me llamaran, que me buscaran con preocupación, ya no tengo fuerzas para levantar la mirada, solo percibo que se acercan rápidamente a mi recamara, escucho que alguien sube las gradas, por su voz es una mujer preocupada y con la voz en llanto, la cual se agudiza al cruzar el umbral de la puerta, 

Variable TiempoWhere stories live. Discover now