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JungKook terminaba de secarse con la toalla blanca de su baño mientras se veía al espejo. Eran pasado de las cuatro de la tarde, faltaban unas cuantas horas para que el evento al cual él debía de asistir, se llevará a cabo.

Tomó el peine y empezó a pasarlo por su cabello negro -aún húmedo por la ducha que se había dado- mientras caminaba a alguno de los espejos del lugar, quedó enfrente de uno y siguió con su rutina de afeitarse, esparció la crema de afeitar por toda la parte baja de su cara y con ayuda de un rastrillo pudo quitar el casi inexistente vello de su mentón. Aplicó unas cuantas cremas aromatizantes en su cuerpo desnudo. Le agradaba estar así, podía tener la libertad de estar desnudo en su casa puesto que nadie vivía con él. Puso un poco de colonia en su barbilla y cuello para después darse algunos retoques en su cabello e ir a su armario para buscar el traje perfecto para el evento.

Corrió la cortina gris, dejando que una blanca y transparente cortina cubriera el ventanal, no le tomó mucha importancia de que en la parte de enfrente se encontrara otra casa, ya sabía perfectamente de quién se trataba esa habitación en específico.

Sonrió cómplice al ver como las cortinas de enfrente se empezaban a mover tratando de cubrir el cuerpo que estaba detrás de ellas. Continuó sacando su ropa interior para ponérsela seguido de la camiseta blanca que acompañaría el traje que el llevaría. Volvió su vista hacia la ventana de enfrente y notó como torpemente era cerrada, negó con una sonrisa. Al parecer su pequeño admirador ya había notado su presencia.

Se sentó un rato, viendo hacia enfrente y recordando como su vecino días antes se acercó a él con ojos llenos de ternura diciéndole que nunca cerrará aquellas ventanas que quedaban justo enfrente de su casa, puesto que le encantaba verlo cuando se vestía, y sin más él, en aquel entonces castaño, se fue dejándolo atónito por la manera tan directa y desvergonzada de decírselo.

Se levantó del pequeño sillón y tomó un pantalón de vestir y metió sus fornidas piernas en ellos para después meter el sobrante de la camiseta blanca y asegurarlos correctamente con un cinturón de Prada hecho con cuero negro.

Buscó el saco a juego con una corbata negra que ocuparía en está ocasión y las colocó pulcramente tomándose su tiempo en verse en el espejo osándose de sí mismo. Terminó con su vestimenta, acomodó mejor la corbata en su cuello dando algunos movimientos para que el nudo no se deshaga tan fácilmente.

Se vio a cuerpo completo en su espejo para después cerrar lentamente la cortina gris viendo como la figura que se ocultaba detrás de las cortinas empezaba a abrirlas y otra sonrisa se plantó en su cara.

Ya en su cocina tomó un pequeño vaso de vidrio llenándolo de unos cuantos cubos de hielo para así verter en el un poco de whisky. Fue a su oficina llevando consigo el vaso y lo dejo en su escritorio de madera, tomó su silla y la volteo un poco para así dar de frente a la ventana polarizada con cristal, la cual solo dejaba ver lo que pasaba a fuera y no lo de adentro.

Se reclinó un poco y tomó otra vez la bebida embriagante. Su muñeca se posó enfrente suya y dio un vistazo a su costoso Rolex, donde marcaba que eran pasado de las 5:34 PM, los organizadores del evento lo vendrían a recoger a las 7, así que tenía tiempo de tomar un pequeño descanso donde apreciaría la gran vista de la casa de enfrente.

A esa hora el joven dueño de la casa gris, tomaba una ducha, además sabía que cuando un día era tan caluroso como hoy, el chico se bañaba dos veces, y a Jungkook le fascina ver como lo hacía.

Podía sonar algo acosador y era lo cierto, se sentía como uno, pero sabía que este juego era algo así como de tire y jale entre su vecino y el, donde ambos hacían como si no supieran nada, pero a la vez todo. Al principio fue algo inesperado, pero con el tiempo todo esto tomo su rumbo llevándolos a tener una sesión casi diaria donde ambos se admiraban en secreto.

Hands to myself KookV-TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora