Una señorita, de pelo celeste claro y ropa peculiar con bordados de manos, que nunca sonreía y que siempre se lamentaba, porque pues, todo había perdido, y sin casa se encontraba. Por ello, los ojos de la niña, amargas gotas de tristeza emanaban. Sus rojos ojos tan bellos, se cubrían cada vez más de húmeda melancolía, tanto era, que parecía, que así había nacido. Con una mirada de seriedad sutil y tenue aflicción.Sentada en el cemento del tan poco concurrido pavimento, miraba apenada la calle por las noches y las mañanas, sin expresar explícitamente su tristeza por quedarse sola en el mundo.
Un día un caminante pasó por aquella parte de la ciudad, la vio allí sentada, observando al mundo amenazante. Pensó que quizá ella era muy joven para estar sola tan temprano, miró su cicatrizado rostro, y vio solitarias lágrimas. Él preguntó;
—¿Por qué lloras, niña?
Nadie le había preguntado eso a Tomura desde nunca, ni siquiera su propia hermana mayor. Se detuvo a pensar en el extraño que tenía en frente, ¿por qué le preguntaba algo tan raro?, no estaba llorando ¿o sí?, tocó su rostro levemente, solo para darse cuenta de que así era. Paso su manga con rudeza por su rostro. Sus cicatrices brillaron, como esperando a ser notadas. Al no ser respondida la pregunta de Dabi, volvió a preguntar, pero no lo mismo de antes.
—¿Qué haces tan temprano por aquí?— sus manos estaban dentro de sus bolsillos, volteó su cabeza para ambos lados, como esperando ver a alguien.
Tomura lo miró con desprecio desde abajo, se levantó decididamente y le masculló algo poco audible.
—He estado aquí desde la noche, la pregunta sería el por qué estoy aquí tan tarde...
Tomura ladea su cabeza, solo su cabello es visible, mientras que su rostro está cubierto, obligando a Dabi a interpretar alguna emoción de su voz, sin encontrar otra más que la seriedad misma. Dabi siente un vibra triste y vacía, se puede oler la necesidad de ser reconfortado. Observa la figura esbelta de Shigaraki, ahora que lo pensaba, parecía vivir en la calle, al igual que él.
—Una mujer tan peculiar y terrorífica no debería dormir en este basurero, conozco un lugar cálido donde se puede descansar, se ve que no ha dormido en días.
Asintió mentalmente aliviada, realmente deseaba poder descansar su mente y comer algo, dejar adolecer y así seguir viviendo. Casi cayó desmayada hacia los brazos de Dabi.
El caminante la lleva hacia el lugar, Shigaraki presiente que han llegado, porque prontamente se siente abrigada, abre sus ojos y se encuentra un lugar lleno de sillones, frazadas, cortinas y almohadas. No parece tener ventanas, más que una puerta es suficiente, o eso creía el de cabellos azabaches.
Tomura no sabía si podía confiar en Dabi, pero en ese momento, su mente no estaba acarreando todos los problemas qué tal vez le traería el estar con el extraño caminante desconocido. Por última vez, miró el rostro morado de Dabi, no había visto esos perfectos moretones, que casi aparentaban que la parte inferior de su cabeza era morada, pero después de que sus ojos se posaran en él, no lo sabría, pero, no lloraría nunca más.
El pelinegro la recostó suavemente en algo que suponía era una cama, miró a Tomura con desdén, algo no andaba bien. Para descansar correctamente no se debe de estar tensado. Dabi se sentó a su lado, y colocó su mano en la cabeza de Tomura, el contacto la relajó de golpe, al igual que lo hacía la mano de su padre. No pasaron siquiera unos minutos y ella ya dormía con gran profundidad. El menor la dejó descansar en paz y se largó a la calle, no desconfiaba de la mujer, ya que, el no tenía nada que perder y ella tampoco.
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Manos
Fanfiction|Dabishiga| - El siguiente texto no cumple con ciertas características del mundo de BNH, el sexo de Shigaraki es femenino, en este escrito Dabi y Shigaraki no se conocen. Texto inspirado en la canción "Señorita aseñorada" de Tikitiklip. - Portada: E...