Capítulo 3: Final

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El viento movía las hojas de los árboles, los que aún quedaban en los días de otoño.

Las ramas casi desnudas golpeteaban el vidrio de la ventana, apenas molestaban a Shizune, la cual revisaba y completaba los informes del hospital para su Shisou. Otra vez.

Tan concentrada, y en lamento interno por haber sido jugada de nuevo, que no se dio cuenta de los pasos dirigiéndose a su lugar.

El taconeo se detuvo a dos pasos de ella y un suave "Shizune" la tuvo dando vuelta con una contestación que murió en sus labios al ver pergamino conocido en las manos de la rubia mayor.

- Yo-yo puedo explicarlo Lady Tsunade - Fue su susurro temeroso. Su mayor secreto de años descubierto.

Tsunade no respondió, sólo la miraba con esos ojos estrechados en cálculo. No dejaba ver sus pensamientos en su rostro.

La pelinegra movió su silla y cayó de rodillas ante la otra, tal vez rogar porque no la echará. Maldigan su amor impuro, no soportaría estar lejos de su persona y amor más importante.

- Le ruego perdón... -

- ¿Desde cuando a estado sucediendo esto Shizune? -

Levanto sus ojos, ya llenos de lágrimas para ver a los contrarios avellana aún inquebrantables, y responder temblorosamente.

- Fue... fue luego de dos años que nos fuéramos de aquí.. al principio no entendía y estaba agradecida de que me llevarás, luego - Bajo la vista apoyando mejor sus manos frente a sus rodillas contra el suelo - Luego t-te odie por alejarme de lo familiar, de tener el recuerdo de mis padres...
Y de ahí.. - Levanta su vista nuevamente - Fue una cuesta lenta a amarte por completo. ¡Perdóneme Lady Tsunade! -

Shizune sollozo y pedía perdón entre hipidos, una mano acariciando su cabello suavemente le hizo tomar la vista con cuidado.
Su Shisou se había arrodillado frente a ella, papeles a su lado, su otra mano tomaba su barbilla para acariciar mejor su mejilla. Lady Tsunade le sonreía con ternura, sus ojos brillaban también un poco con lágrimas.

- Shizune.. yo también te amo, no fue sencillo. Tienes sus mismos ojos y compasión - Tomando el rostro entre sus manos acaricio los pómulos de la pelinegra - Cuando llegaste a la edad en que él murió, sentía más vergüenza, vergüenza por lo que empezaba a sentir.

Tsunade se inclinó y beso la frente de Shizune, manteniendo sus labios por un momento allí.

- Y aún la siento, pero si me tienes paciencia puede que haya un nosotras, ¿no crees? - Dichas las palabras, la rubia se levantó del piso dejando a su asistente, y futura amante, aún arrodillada mientras caminaba hacia la puerta de salida.

- Ah, ¿Y Shizune? - Medio cuerpo afuera, la ojiazul le sonrio picaramente - No olvides terminar esos papeles, los debo presentar mañana al mediodía. - Y desapareció del edificio a toda velocidad.

La pelioscura se rio de las tonterías de su señora y se secó las lágrimas, miro distraidamente a los pergaminos de sus cartas en el suelo y tomándonos se dio cuenta de algo.

- ¡LADY TSUNADE!¡¿QUE HACIA ENTRE MIS COSAS?!... ¡¿PARA MAÑANA LOS PAPELES?! -

Carta a un AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora