¡Este viejo lo sabe todo!

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Fue una cena de lo más complicada, Ariana se quedó en su forma de bolita y se negó a tomar los cubiertos. Mi padre únicamente nos observaba tranquilamente, yo estaba un poco desesperado, ella estaba haciendo una rabieta monumental y yo seguía sin saber la verdadera razón de dicha molestia. Me traía frustrado, vi mi cena y mi apetito disminuía a cada sollozo de ella.

Estábamos sentados con papá en el extremo de la mesa y nosotros a su lado. Me levanté de mi silla y me senté junto a ella.

—Debes comer algo, ese niño necesita que pongas de tu parte —. Le regañé y ella volvió a romper en llanto. Papá meneó la cabeza, pero no dijo nada.

— ¡Te odio!

Eso no me lo esperaba. Lo peor es que no sabía porque era odiado. Tomé el tenedor y partí un poco del cordero horneado, su carne tierna de deshacía sin mucho esfuerzo, vi de reojo que ella seguía mis movimientos así que acerqué dicho bocado a sus labios. Ella los entreabrió tímidamente y al probar un poco empezó a sonreír. Seguí alimentando a Ariana y de vez en cuando probaba bocado.

Clic

El sonido del obturador me alertó, vi a mi padre sostener su teléfono con la cámara apuntando a nosotros y me invadió la vergüenza.

— ¡Papá!

— ¡Padre!

Gritamos al mismo tiempo. El viejo no dejaba de reír.

—Es una buena foto, me encantan estos teléfonos que pueden tomar muchas imágenes con un solo disparo, solo queda seleccionar las mejores—. Dijo como si hablara del clima, la bolita de carne enterró su cabeza entre sus rodillas y se negó a levantarla y yo temí por el niño en su vientre.

—Llévala a su habitación, que Lucy se encargue de ella.

Lucy era la persona contratada para ayudar a Ariana. La levanté en brazos y no hubo ninguna queja. Camine despacio, ella todavía se aferraba a la bolsa de la joyería. Cuando la coloqué en su cama ella buscó las sábanas y se hizo una bolita de algodón.

—Oye... Si no te gusta tu regalo, puedo darte otra cosa, solo pídemelo.

Ella se asomó entre las sabanas.

—No quiero nada.

— ¿Por qué estás tan enojada? Aunque no lo parezca me esforcé mucho buscando el regalo, llevo la misma ropa desde ayer, ¿Podrías considerarme un poco? — Lo único que hice fue quitarme el saco junto con la camisa y colocarme una camiseta antes de comer. No hubo respuesta. Me senté en la cama renuente a irme sin ninguna explicación. Entonces sentí su mano posarse sobre la mía.

—Lo siento, fui muy tonta e hice un berrinche... yo solo quería que tu... te preocuparas un poco...

Tump Tump

Me pareció escuchar mi ritmo cardiaco aumentar por un momento.

—En estos momentos estoy muy preocupado, mientras viajaba no tenía mucho que hacer, en el aeropuerto compré un libro sobre maternidad y leí un poco, los primeros meses son los más difíciles, debes cuidarte.

Ella no soltó mi mano.

— ¿Podrías irte hasta que me duerma?

Una petición tan infantil, un berrinche de niños, combinaba bien con una mimada hija de familia noble.

—Está bien... —Tomé su mano, me acomodé a su lado. —Nunca he sido un buen hermano contigo, pero prometo poner todo de mi parte para cambiar las cosas.

 —Nunca he sido un buen hermano contigo, pero prometo poner todo de mi parte para cambiar las cosas

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