Mío.

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Quedaban unas horas para tener una noche con mi chico, con el cual todo era más difícil debido a que es idol. Teníamos pocos días para pasar tiempo juntos pero después del concierto de hoy sería completamente mío.

Hyungwon, ¿acabaste?. - Llegábamos tarde a la reserva y este hombre no apuraba. - Sí, María, sí, tranquila mujer que llegaremos a tiempo.- De verdad me desesperaba.

Íbamos ya camino al restaurante, a pie, ya que este no quedaba lejos del hotel y no nos vendría nada mal caminar a solas.

La comida del lugar era exquisita, aunque puede que sólo lo fuera porque ambos estábamos muertos de hambre.

La media noche se dejaba apreciar claramente cuando terminamos de comer. Se estaba bien en la calle, la noche era cálida y se respiraba tranquilidad.

Paseábamos sin prisas hacia el hotel, agarrados de la mano mientras hablábamos de algunos de los tantos temas que nos gustaban.
Una vez llegamos a nuestra habitación salí corriendo para ponerme cómoda, ¡el sujetador me estaba matando!. Cuando me quise dar cuenta Hyungwon se había metido en el baño así que me dejé caer en la cama, acomodándome.

- Oye amor, ¿hoy estás cansada?- Me pregunta recién salido de la ducha.
- La verdad es que no, ¿por qué?.- Su sonrisa se hizo presente, esa misma sonrisa que me hacía sentir miedo por lo que podía estar pensando y ternura por lo hermosa que es.

Caminó directamente hasta mí, posicionándose encima sin llegar a hacerme daño. Nuestros labios se unieron al instante en un largo y cálido beso, nuestras respiraciones eran difíciles de controlar. Sus manos bajaron por mi cuerpo lentamente, repartiendo leves caricias hasta alcanzar el borde de mi camiseta, la cual me quitó a la vez que un corto beso rozaba mis labios.

- Amor, ¿harías lo que yo te diga? - Me pregunta alejando su cabeza de mi cuello, el cual había estado besando segundos antes.

- Si, amor. - Su sonrisa volvió a aparecer pero esta vez sólo sentí escalofríos ante lo que probablemente estaría planeando.

Se apartó de mi para alcanzar algo de la mesita. Escuché un sonido metálico proveniente de ambos lados de la cama, eran unas esposas, unas que ahora estaban puestas en mis muñecas de forma en que no me hiciesen daño.

De un momento a otro sus besos fueron bajando por mi cuerpo. Tenía ganas de tocarlo pero no me dejaba, no podía mover los brazos. Se entretuvo con uno de mis pechos, jugaba con él, lo lamía y lo acariciaba con sus labios, se sentía tan bien. Sus besos volvieron a bajar por mi cuerpo sin dejar ningún hueco sin besar, sus manos movían mis bragas bajándolas por mis piernas hasta que por fin me las quitó. Abrió mis piernas posicionándose en medio de ellas, se agachó dándole un beso a mi zona íntima, jugaba con ella, metía y sacaba su lengua, jugaba con mi clítoris sin descanso, mis gritos cada vez eran más audibles, no podía controlarlos. Estaba a punto de llegar al final cuando se volvió a incorporar. Estaba jugando conmigo. Estaba siendo cruel, muy cruel.

Sus besos volvieron a recorrer mi piel, mi respiración era agitada, no podía controlarla.

- Amor, ahora viene lo mejor. - Me dijo en un susurro, haciendo que todo mi cuerpo se tensara.

Se quitó los calzoncillos dejando ver su miembro ya bien erecto, se acomodó de nuevo entre mis piernas metiendo su miembro de una sola embestida. Un gemido fuerte se escapó de entre mis labios. Sus movimientos cada vez eran más rápidos. Ambos dejábamos salir nuestros nombres entre gemidos. Con cada embestida nuestras respiraciones se  hacían más errática.

Estábamos a punto de corrernos, unos cuentos movimientos más y llegaríamos al clímax, dejando escapar un fuerte orgasmo que salió de entre mis labios que tuve que ocultar contra el hombro de él.

Hyungwon quitó las esposas de mis manos dándoles un beso suave. Me rodeó con sus brazos, envolviéndome en un cálido y hermoso abrazo. Nuestras respiraciones estaban volviendo a la normalidad. Nos quedamos profundamente dormidos después de la que fue una larga noche.

One Shot. HyungwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora