En el palacio real de Pardomwen. Siglo XVI.
Caminaba por los largos pasillos del salón principal. La gala de invierno no era muy entretenida, sólo si se trataba de la reina y el rey de Pardomwen. Los reyes conversaban animádamente con los reyes de Celestia. Tomé un sorbo del vino de vallas exóticas, era una combianción entre dulce y ácido.
El reloj dió a las nueve en punto de la noche, el sonido de las campanas anunciaron que la gala había acabado. Los de la realeza se despidieron de los aldeanos e invitados especiales. La reina Gwen me agitó su mano con delicadeza llamando mi atención. Tomé un poco la tela de mi vestido y caminé con elegancia hacia la reina, quien me miraba con una sonrísa emocionada.
"Buenas noches reina Gwen" saludé e hice una reverencia
"Buenas noches capitana Cam" hizo una reverencia, con una sonrísa
"¿Qué se le ofrece?" pregunté curiosa, sin perder mi elegancia
"El rey y yo necesitamos comunicarle algo" habló con voz elegante y emocionada
"A sus órdenes majestad" respondí
"Necesito que esté en el castillo al amanecer, con sus pertenencias. Sin más avisos me despido" dicho eso desapareció antes de que pudiera formular una de mis preguntas o despedirme
Salí del castillo con miles de preguntas formulándose en mi mente. En las afueras del castillo y los jardínes, tomé la tela del vestido y tiré de ella, causando que desapareciera. Mis vestimenta de aquería apareció al tirar de aquella suave y sedosa tela. Me coloqué el capuz que escondía mi pelo y mi rostro, con rapidez. Corrí hacia el árbol donde escondía mi aljaba junto con mis flechas y mi arco.
Puse mi dedo índice y pulgar en mis labios haciendo un silbido para que mi fiel caballo blanco apareciera. A los segundos unos trotes de caballo resonaron en el bosque; mi robusto caballo apareció enfrente mío, acaricié su fino lomo con refinamiento.
Le dediqué una sonrísa y me subí al corcel. Y cabalgué hacia mi vivienda. Al llegar preparé mi arco con una flecha, para protección. Mi caballo ya no corría, sólo se dedicaba a caminar con sutileza. Unas ramas tronar llamaron rápidamente mi atanción al igual que la de mi caballo. Apunté con la flecha el lugar donde había venido el ruido, de ese lugar salió mi compañero de misiones, Cato.
Bajé la guardia y lo fulminé con la mirada. Él ya se buscaba una muerte asegurada conmigo, sólo con una flecha envenenada, ya estaría muerto.
"Tienes suerte que no te lanzé la flecha" guardé la lecha en mi aljaba y colgaba el arco en mi hombro
Me regaló una de sus célebres sonrísas torcidas y me apuntó con el dedo.
"Si me hubieras matado con unas de esas flechas, no serías nada sin mí" solté un sonora carcajada amarga que resonó por el oscuro bosque de Pardomwen.
"Recuerda que aún te puedo matar, Cato. No juegues mis pertenencias y menos conmigo" escupí con voz áspera y enojada
"Vamos a casa. No quiero que llegues tarde al castillo mañana" le dió una palmada al trasero de mi caballo, éste lo miró mal y le dió una patada en el estómago causando que se retuerza sobre las hojas secas del bosque
Le detuve el paso a mi fiel amigo y bajé del él. Caminé airada hacia Cato. ¿Por qué aún no entendía que mi caballo podría causarle la muerte?
"¿Cuántas veces te he dicho que no le hagas eso a mi caballo?" le pregunté a Cato mientras lo levantaba del suelo
"Miles de veces, pero ya se ha vuelto costumbre hacerle eso" dijo con poca fuerza en su voz
Rodé los ojos y puse a Cato sobre mi caballo. Éste hombre estará en la cama inconsciente durante días después de la fuerte patada de mi corcel. Otros ruidos de ramas tornarse exageradamente llamaron mi atención fingidamente, por supuesto que sabía perfectamente quién era. Damas y caballeros, señoras y señores, niños y niñas de todas las edades, fieles corceles y animales, les presento a la inigualable e infantil, Emma.
"Sal de ahí Emma, antes de que asesíne" ladré molesta
Ella salió del escondíte con una sonrísa divertida. Era muy extravagante esa chica al ver a su hermano lastimado.
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Detrás De Cada Sombra
Adventure"Descubre los secretos detrás de cada sombra antes de que se acabe el tiempo" - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -