IV

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Y fueron tus manos.
Esas cálidas manos que he de tocar mi salvación
Fueron tus ojos.
horriblemente maravillosos, los que me guiaron al infinito.
En ese soleado día, en mi mente solo estabas tu.
No tenía ningún otro pensamiento que amarte y ser amada por vos...

FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora