Pactos y Pecado

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La habitación se encontraba en sumida en un silencio casi que absoluto solo se podia escuchar el leve sonido del contacto entre pluma y pergamino y las llamas de velas consumiendose.

Sobre la mesa todo era un caos, habia  libros, tinta, herramientas y otras cosas tiradas por todos lados y algunas amontonadas para que el pelirrojo tuviera lugar donde poder escribir.

Despues de unos minutos la pluma reposo en el unico tintero que no se hallaba volcado.

Los ojos azules dieron un rapida mirada al calendario colgado en la pared de madera.

19 de junio

Habia terminado el trabajo que le habia sido asignado de ultima hora y sentia que despues de dias enteros metido entre letras al fin podia darse un respiro.

Pero tenia el presentimiento de que eso no era todo lo que debía hacer ese dia.

Una figura alta y esbelta apareció silenciosamente a sus espaldas cubierto casi en su totalidad de sombras.

Mi bruja, no sabia que eras tan buen escritor.

La voz del demonio le hizo sentir un escalofrío a lo largo de su espalda, causando asi que diera un pequeño brinco en la silla.

—Tan lindo y facil de asustar. — El demonio se inclino para posar sus labios sobre el cuello blanquecino de su amo. —Hueles bien. —Murmuró contra su cuello.

Los vellos del pelirrojo se erizaron por la tonalidad morbosa de la voz de su acompañante no deseado.

—¿Por qué viniste a este plano Osamu?

Una sonrisa arrogante se dibujo en los delgados labios del castaño. El mago habia cubierto con su mano el espacio donde habia posado sus labios segundos atras, mirandolo de manera fiera a pesar del tierno sonrojo que resaltaba en sus mejillas.

Siempre manteniendo el orgullo.

—Caminaba por el averno y recordé que tenia una linda brujita aquí en la Tierra esperando por mi. — Seguido por la mirada de su "linda brujita" el demonio se sento en una de las esquinas de la mesa y miro los pergaminos de reojo. —Y ahora descubro que eres escritor, eres toda una cajita de sorpresas.

La sonrisa nunca abandonó sus labios, y en ese momento Chuya deseaba poder desechar al demonio como lo habia hecho con las otras criaturas con las que alguna vez intento realizar un pacto o matarlo como con otras que no resistieron su poder.

Lamentablemente eso solo seria una pérdida de recursos y todo lo pasado en el septo y en su juicio habria sido para nada.

Aparte el cabrón era bastante podereso y un familiar envidiable, si no fuera por su condicion demoniaca.

Y su molesta personalidad.

—¿Cuantas veces tengo que repetirte que no me digas bruja? —Tanto magos y hechiceros tenian un particular repudio por estas dado a su forma de utilizar la magia, sus cultos y su relación con lo considerado maligno. —Aqui en la academia es un apodo denigrante.

A pesar de que él no les tenia odio alguno ya que su madre fue una bruja condenada al exilio por su clan al haberse enamorado de un mago –Tal vez su poder se debia a su condición mestiza –, el apodo en la academia era algo absolutamente despectivo y deshonroso.

—Pero amo~ las unicas que invocan demonios como familiares son la brujas.—Relamio sus labios antes de continuar y sonrió galante. — ¿acaso no fue ese el motivo de tu juicio?

Casi podía ver los pedazos de su orgullo desparramados entorno a ambos. Y la mirada de completa ira dirigida hacia él le llenaba de satisfacción.

Contrato [Soukoku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora