Advertencias: almas gemelas.
Joohyuk.
Jooheon tenía un pequeño secreto que jamás había confesado: él podía comunicarse, desde niño, con quien había sido su alma gemela en su vida pasada.
Los sueños era el puente de comunicación y la observó crecer al mismo tiempo que él mismo lo hacía.
Su alma gemela se llamó Dior, hija de segunda generación inmigrantes coreanos en suelo Francés. Dior, por motivos que nunca deseó revelarle, nunca pronunció el nombre con el cual lo había conocido.
Dior tenía un extraño parecido a Minhyuk, pero cuando insinuaba algo al respecto, ella le hacía despertar.—Jooheon-ah, despierta— llamó con voz suave.
Jooheon abrió sus ojos y se encontró con el rostro perfecto de Dior a tan solo unos centímetros. Su largo cabello castaño se recogía en una trenza invertida. Jooheon sonrió y llevó una mano al gran vientre de Dior. Él revivía en sus sueños, pedazos de su vida anterior y Dior le había confesado que cuando cumplió veinticuatro quedó embarazada por primera vez.
—Hola, noona— saludó con una sonrisa tímida— Hola, bebé—habló al vientre de Dior.
— ¿Quieres decir "hola" a Marc? — cuestionó acariciando el cabello de Jooheon.
El menor asintió sin quitar su sonrisa y ayudó a Dior a levantar su pesada ropa de dormir.
Colocó su mano en la parte más alta del vientre, y sintió como si algo se moviera bajo sus dedos.
Dior comenzó a llorar y Jooheon sintió una gran emoción en la boca del estomago, como si hubiera esperado aquel contacto toda su vida.
Minhyuk había dado el primer paso, fue él quien le dijo a Jooheon que le gustaba más que el resto de sus compañeros de Monsta X.
Minhyuk fue quien comenzó su primer besó.
Minhyuk fue quien le había comenzado a pedir su mano para dormir.
Minhyuk le enamoró.
—Jooheon-ah, despierta— llamó con voz suave Dior.
Jooheon abrió sus ojos con esfuerzo. Por primera vez desde que era niño, pudo ver a su alrededor. La habitación se veía suntuosa: grandes ventanales dejaban ver un paisaje demasiado verde para existir en su mundo real, la cama en la que despertó era demasiado suave y podía ver detalles de oro en los bordados.
—¿Dior? — cuestionó al observar a la mujer llorar.
—Es tiempo de decir adiós, Jooheon— anunció en un pequeño hilo de voz.
— ¿Ir? ¿A qué te refieres? — preguntó asustado por los temblores en el cuerpo de la mujer.
Abrazó con fuerza a Dior, sintiendo cuerpo más pesado que otras veces.
—No puedo guiarte más allá de lo que hemos vivido en nuestra vida anterior— confesó con angustia.
—Voy a morir— agregó Jooheon notando como su sangre había manchado las pulcras prendas de la dama— ¿Voy a morir sin conocer a Marc?
—He guiado nuestro camino por más de mil años— contó Dior, obligándole a recostarse. Tomó unos pequeños trapos humedecidos con algo que tenía olor suave—. Haz renacido trescientos cuarenta y ocho veces, te he visto morir doscientas cincuenta y cinco, todas aquellas veces correspondieron a cuando nuestros hilos podían conectarse en un mismo mundo. Esas realidades fueron distintivas entre sí y el amor ha ido mutando, quizás no lo recuerdes, pero fuimos hermanas, madre e hija, abuela y nieta, mejores amigas... aún así, hemos sido amantes ciento cuarenta y ocho vidas.
— ¿Estarás bien? — preguntó cuando un dolor aterrador pasó por su pecho.
—Finalmente, siempre lo estoy. Esperaré en mis sueños hasta que vuelvas a reencarnar, mi bella Minji.
Imágenes que no eran suyas, aparecieron en su mente.
En el mundo que había coincidido con Dior, ella era una de las concubinas de un hombre importante. Mientras tanto, la primera receptora del alma de Jooheon, Minji, era hija de esclavos de guerra, con ella iban a permitir la libertar de vientre. Sin embargo, a muy corta edad, había sido regalada a la segunda concubina más importante, Dior, una joven de quince años. Se enamoraron, aún cuando Dior estaba prometida a un hombre casi tan importante como su propio padre.
Minji moriría a los dieciocho años, protegiendo Dior de una espoliación dentro de su morada, mientras el hombre del hogar, bloqueaba la otra salida. Entonces, recordó:
—Dior ¿Estás herida? —cuestionó con miedo, notando como de las piernas de la mujer salía sangre.
—Marc quería verte hasta las últimas consecuencias, Minji—comentó con una sonrisa que fue borrada por una fuerte contracción.
—¿No podré conocer nunca a Marc? —se lamentó cuando otra punzada atravesó su pecho.
—Claro que lo harás, bebé. Siempre lo haces, pero es posible que no se llame Marc— suspiró con fuerza cuando punzada se hizo presente, la sangre de las heridas de Minji no mermaba—. Algunas veces, nace de mi, otras de ti, el resto de las realidades, ha estado esperando por nosotras en algún lugar.
—Lo siento mucho— habló Jooheon entre lágrimas.
—Si lo sientes tanto, deja de morir, idiota— gritó Dior— No me hagas que te veía morir otra vez, hasta que seamos viejas, hasta que nos hartemos de amarnos, no mueras hasta que Marc deje de depender de nosotras. No mueras, Minji—exclamó entre sollozos cuando sus manos manchadas de sangre ya no pudieron sostener más la hemorragia— déjame ser egoísta en una realidad, no me dejes otra vez.
El aire comenzó a faltar en el cuerpo de Jooheon y observó el rostro de espanto de Dior, que se retorcía en el dolor. Su boca intentó llamarlo, pero Jooheon ya no fue capaz de escucharla.
—Jooheon-ah, despierta— llamó con voz suave.
Jooheon acarició el rostro de Minhyuk con calma, tocando cada pequeña imperfección que la adolescencia había dejado en su rostro. Cuando sus miradas chocaron, solo vieron dolor.
Se abrazaron en silencio, dejando su angustia ir en forma de llanto.
Estaban vivos, ambos, Jooheon y Minhyuk. Ambos eran ídolos musicales y estaban en el cuarto piso de un edificio con gran seguridad. Ellos estaban vivos, pero Jooheon estaba seguro que en ese preciso momento, en otra realidad, Dior estaba dando a luz a su primogénito a un lado del cadáver de su amante. Nadie podría sostener sus manos o limpiar la sangre que impregnaba su cuerpo.
Sintió el calor de la piel de Minhyuk sobre la ropa, su respiración entrecortada chocar contra su cuello, mientras que ninguno de los dos podía controlar su llanto, se sintió cálida.
Estaban vivos, ambos.
—¿Te he dicho que te amo? — cuestionó Jooheon entre hipidos.
—Yo también te amo, mucho, Jooheon. No vuelvas a morir, por favor. Cumple mi pedido, por favor— pidió, entrelazando sus manos con fuerza.
—Solo si estás ahí para acompañarme.
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Monsta x (Gay Book)
FanfictionColección de escritos, independientes unos de otros. Contenido homosexual. Cada parte tendrá sus propias advetencias. (Se aceptan pedidos y sugerencias) (NonAU)