Quiero creer que todo es mentira. Que todas las voces que rondan por mi mente son fruto de mi imaginación. Aunque no sabría con exactitud si prefiero que todo sea real, o no real.
Si todo fuera real, es porque necesito hacer caso a los demonios de mi cabeza. Pero si no es real, significa que tengo un grave problema de autoestima. Aunque eso no es nada nuevo.
Veo fotos, fotos en las que chicas de mi misma edad se ven felices y delgadas.
Pero cuando me miro en el espejo, es como si poco a poco, y sin que me diera cuenta, las dimensiones de mi cuerpo van aunmentando cada vez más hasta verme como yo no me quiero ver.
Ese es uno de los problemas a los que me enfrento hoy en día. Sé que no es normal para una chica de a penas 15 años sentirse así, con pensamientos de expulsar lo que acabas de comer hace menos de cinco minutos, para que la grasa no se expanda por mi cuerpo y puede que llegue a salvar algo de mi peso.
No tengo una báscula. No la necesito. No necesito que, a parte de mi cabeza, una estúpida máquina me insulte con un par de números. Lo que hago para saber si he engordado es hacer caso a mi memoria, aunque tal y como está mi cabeza en estos momentos, no sé si exactamente me dice la verdad.
También suelo compararme con mis amigos. Si una de mis amigas pesa más que yo, no me doy cuenta y simplemente lo asocio con los músculos o la altura. Siempre soy yo la más gordita, o eso veo yo. Siempre veo a mis amigas como chicas con unos cuerpazos espectaculares, y a mi lado parecen modelos. Pero, ¿es simplemente una alucinación? ¿O realmente no pego con mis amigas y debería adelgazar para ser como ellas?
También me sugestiono por si ellas tienen novio y yo no. A menudo mi cabeza me hace pensar que ellas tienen novios o rollos porque son guapas, delgadas y caen bien a la gente. Yo no tengo ni novio.
¿Cómo va a tener novio una chica como yo? Feita, gorda y con el autoestima por los suelos.
Nunca he hablado esto con nadie. Y siempre que saco el tema de mi descontento por mi peso, alguien me dice que no, que estoy perfecta y que no vale la pena arriesgar mi vida por unos cuantos kilos menos.
Pero a veces pienso que sí que valdría la pena, si me veo guapa.
Esa frase anterior ha sonado muy suicida, y yo no lo soy. Simplemente es lo que me gustaría ser. Delgada, igual que mis amigas. Igual que todas esas chicas que van por la calle cogidas de su novios. Igual que esas chicas de las novelas, que se describen gordas pero un chico les dice que no, que son perfectas. A mí, si alguien me lo dice, es una amiga. ¿Por qué no puedo gustarle a un chico?
Pienso que hoy en día los chicos sólo buscan rollos de un día, y que no quieren nada serio. ¿Dónde voy a encontrar yo un chico que me quiera por lo que soy? No he visto en mi vida a aun chico que no sea amigo mío, y que tenga un poco de sentido común, es decir, que no sea superficial en algunos aspectos. Si los chicos no fueran superficiales, seguramente tendría ya novio. Pero, son tantos los chicos que sólo se fijan en el físico, que lo tengo verdaderamente difícil para gustarle a alguien.
No creo que en toda mi vida alguien vaya a mirar a traves de mí, y consiga ver que no soy como otras chicas.
Mi mente me juega malas pasadas, diciéndome constantemente cuando me miro en el espejo que debería cambiar para gustarle a la gente, y que no tengo que dejar que se conformen con lo que ya tienen de mí, que es que soy muy simpática.
¿Es que acaso se está burlando de mí? ¿Quiere ir destruyéndome poco a poco?
Creo que, si sigue así, va a conseguirlo, y no sé con decir exactamente cuándo. Pero a lo mejor no tarda, o a lo mejor sí. Con el paso de los años uno se va dando cuenta de que tienes que hacer caso de las personas en las que verdaderamente sabes que puedes confiar en ellas. Y mucha gente hace caso a su conciencia pero, ¿qué pasa si tu conciencia está en contra tuya?
Es lo que me pasa a mí día tras día. Por momentos pienso que, mi conciencia lo hace por mi bien, para ser más sociable y sentirme mejor conmigo misma pero; por otro lado, cuando oigo las risas de mi conciencia utilizando mi voz, sé que lo que quiere es destruirme, aunque por unos lados ya estoy rota.
No se puede arreglar una persona rota. Lo que hay que hacer es, dejar que se rompa del todo, para que pueda ir arreglándose desde cero y poder comenzar de nuevo.
Pero, ¿qué puedo hacer yo? ¿A quién le cuento esto?
¿Qué puedo hacer realmente con mi vida, si no sé en qué personas puedo confiar?
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Oyendo voces - Relato
RandomEste relato contiene lenguaje que puede dañar a personas sensibles o que tengan el problema relatado.