Un suspiro se perdió en la fría brisa de la mañana, el otoño no se hizo esperar y pintó de amarillo y naranja las veredas con miles de hojas caídas, con cada paso podía oírlas quebrarse... ciertamente disfrutaba el paisaje, era temprano todavía así que aproveché y bajé del bus unas paradas ántes para tomar un poco de aire antes de entrar a trabajar...
Me gustan las mañanas, hay mucho movimiento, la gente va y viene, te cruza, te miran pero no te ven realmente, todos parecen estar bajo el hechizo del reloj y no piensan en otra cosa más que en llegar a tiempo donde sea que vayan. Pero me di cuenta que la tension era extrema en algunos lugares, madres apuradas tocando bocina tratando de conseguir un lugar para poder bajar los niños, adolescentes casi corriendo, cargados de libros en sus brazos subiendo las escaleras del instituto, como pude pase entre esa carrera contra el reloj aunque no pude evitar pensar que hasta hace unos meses era yo quien corría con los minutos contados tras bambalinas... Sumergido sin querer en mis recuerdos gire en la esquina casi sin mirar y como si lo hubiera planeado el destino quede frente a aquella niña que me había congelado con sus hermosos ojos ... y lo volvió a hacer, es que, como no perderse en ese extraño azul gris... esa inocente expresión en su rostro que parecía invitarme a soñar despierto...
T/N- ah! Disculpe Señor, no lo vi perdón - exclamó la niña casi asustada
- No es nada, fue mí culpa, disculpe señorita- contesté casi por inercia porque ni lo pensé
T/N- ¿te conozco?- dijo y sentí como esos ojos se clavaban en mí
-...ehh...- de pronto me sentí nervioso y hasta dejé de sentir el frío, mí anonimato había terminado
T/N- ah! Sii!..eres el de la rosa!... el chico del café- al oír eso sonreí un poco despreocupado, creí que se había dado cuenta de mí pasado como Idol pero solo me recordaba como un mozo, era bueno eso, después de todo quería seguír con mí vida normal
- Si... Soy el chico del café - me regaló un hermosa sonrisa y nos quedamos unos minutos hablando hasta que se escucharon las estrepitosas campanadas del instituto y sin darme tiempo a nada salió corriendo a sus clases
[...]
Ya casi era media tarde, un día normal sin mayores sobresaltos, todo bajo control... mesas limpias, clientes satisfechos pensaba en tal vez retirarme un poco más temprano que lo habitual, me apoye sobre el mostrador de espalda a las mesas y saqué mí libreta para continuar con una pequeña melodía que rondaba en mí cabeza hace días, es que a pesar de haberme retirado habían costumbres que no olvidaba.
Extrañamente y casi por arte de magia las palabras fluyeron solas y la melodía concluyó en unos minutos... melodía que tal vez jamás se oiga en algún lugar, me quedé contemplando la hoja y recordando otros tiempos...
T/N- No sabía que escribías - me sorprendió sentir aquella voz tan cerca, sin dudarlo doble la hoja y la guardé rápidamente en mí bolsillo
T/N- ¿Es un poema?..¿Puedo leerlo?-
- ..ehh..no, es decir ... Prefiero que no, es algo privado-
T/N- Mmm... Dicen que el arte es arte si se comparte- dijo sonriendo
- El mío es un arte particular - contesté devolviendo la sonrisa - ¿Quieres tomar algo?
T/N- ¿Me estás invitando?- dijo sorprendida
- No, estoy trabajando... soy el chico del café -
T/N- Oh Dios! Que vergüenza... perdón- dijo sonrojada y alejándose lentamente
- No es nada, tranquila - traté de acercarme pero salió rápidamente del café, sin perder tiempo deje mí delantal en el mostrador y salí detrás
- Hey! espera!! - la alcancé y tomándola de la mano la traje hacia mí - ¿Porque te vas?-
T/N- Porque hice el ridículo, que horror - contestó aún sonrojada y sin mirarme, tomé aire y escondiendo una sonrisa la tomé del mentón y alcé sus ojos hacia mí...
- En realidad si quería hacerlo, pero no creí que aceptaras-
T/N- Solo lo dices por compromiso -
- No hago nada por compromiso... ¿Me acompañas? - dije extendiendo mí mano, dudó unos segundos y me entregó su suave y delicada mano, la tomé con mucho cuidado y cual si fuera un tesoro la llevé a un lugar apartado del parque, donde nadie se cruce ni estorbe, donde nadie me robe su atención más que las hojas del otoño...