NUEVA VIDA

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Otra mañana triste y gris, como siempre ha estado desde que llegué aquí, hace 6 meses, me levanto perezosamente de mi cama y me pongo una bata encima de mi camisón de seda que uso para dormir, el ambiente es frío y lo siento en mis piernas desnudas, pero no me importa, me coloco mis pantuflas y salgo de mi habitación hacia la cocina que está en la planta baja.

Llego con mi cafetera y la enciendo, pero no sale el café, rayos.

La reviso y me doy cuenta de que no tiene ni los granos de café ni el agua.

Abro el compartimiento de la despensa que está justo arriba de mi, pero nada, no hay café.

También me doy cuenta de que me faltan algunas cosas, cereal, avena, azúcar, etc.

Camino hacia el refrigerador y también lo veo algo vacío, no hay leche, huevos, crema. Solo un sándwich de pollo que prepare ayer y un poco de queso.

Suelto un suspiro frustrado.

No me queda de otra que tomar un té y luego ir al supermercado.

Me dirigí nuevamente hacia mi despensa y abro el cajón que se encuentra al lado del que había abierto anteriormente buscando las bolsas de té.

Pero tampoco hay nada.

Bien, me estoy empezando a frustrar.

Sin más remedio subo nuevamente a mi habitación para darme una ducha y después ponerme una ropa abrigada.

Cuando termino vuelvo a bajar las escaleras y camino a la entrada de mi hogar.

Al abrir la puerta el aire frío recorre mi cara y puedo ver las gotas de lluvia caer por la calle, miro el reloj, las 7:30 de la mañana, es muy temprano para que esté lloviendo.

Nuevamente suelto un suspiro frustrado, tomo un paraguas negro que siempre tengo al lado de mi puerta junto con las llaves de mi hogar y mi cartera.

En estos momento me gustaría comprarme un auto pero la verdad es que casi no lo usaría y solo lo dejaría en el garaje.

Además, el supermercado queda a 20 minutos de mi vecindario, caminar no está tan mal.

Abro el paraguas y salgo de mi casa, asegurándome que quede bien cerrada.

Comienzo a caminar por las calles de mi vecindario cubriéndome de la lluvia con ayuda de mi paraguas, no se porqué es negro, ni siquiera recuerdo porque lo compre negro.

Y ahora que lo pienso me vestí con una ropa que parece deprimente, llevo un pantalón negro, un saco gris con un moño al costado, debajo de él una blusa blanca que no se ve gracias a que el saco esta cerrado y una botas largas igualmente grises.

¿Desde cuándo me visto así?

Cuando llevo 10 minutos caminando llego a una cafetería, el olor a café invade mis fosas nasales y hace que mi apetito despierte.

Sin pensarlo mucho entro a ella y me dirijo hacia la caja, ahí dentro no hacía frío, el ambiente era cálido y muy acojedor.

No había mucha gente debido al clima y la hora haciendo que llegué rápidamente a la caja en donde una chica joven con el uniforme del establecimiento me atiende.

-bienvenida, ¿Puedo tomar su orden?- me preguntó amablemente.

-si, me daría un americano para llevar porfavor-

-claro, ¿A nombre de quién?-

-Rose-

La verdad es que mi nombre ya casi no lo uso para nada, siempre digo mi apellido, y tampoco recuerdo por qué comence a dejar de usarlo pero las pocas personas que me conocen siempre me llaman hací, Rose.

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