De algún modo siempre termino regresando a ti.
Siempre vuelvo a caer en cuenta de por qué te amo.
No sé si tú también lo sientes, y ya no me importa. Porque me quieras o no, siempre estás ahí.
Eres el más lejano y el más cercano, tremenda paradoja.
Pero siempre eres tú.
Una, y otra vez. Tú.
El niño con dientes de porcelana,
el niño con ojos marrones,
el niño tan alto para tocar estrellas,
el niño bonito.El niño al que siempre querré.
Gracias por los ánimos. Ojalá hubiera hecho lo mismo por ti.
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Para el amor de mi adolescencia.
Short StoryDonde un corazón roto le escribe con sus pedazos al amor de su vida, a su ángel y su Lucifer.