Antes, durante y después

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Entonces el suelo tronó, se escuchó un enorme crujido, como si algo que habíasido tan grueso en un par de segundos se volviera frágil, como una hoja...¿Cómo saber que tu vida cambiará en sólo un par de segundos? Qué de la nada tumundo colapse al grado de no saber qué pasará contigo o los que están a tu lado,bueno así me sentí días después del temblor del 19 de septiembre de 2017. Ya hapasado un año y nuestra recuperación, ha sido lenta gracias a la poca difusión quetuvimos y eso que somos "pueblo mágico" del estado de Puebla. A Puebla, lacapital, no le pasó nada, en comparación nuestra. Perdimos templos del siglo XVI,aquellos donde la gente se reunía cada domingo y en sus fiestas, esos que antes deser pueblo mágico atraían turistas, casas antiguas que los dueños habían decidido"re-modelar" para que se les diera otro uso y no solo que fueran viejasconstrucciones, la mayoría de las casas de Metepec y muchísimas másafectaciones en la zona céntrica de Atlixco que ningún medio de comunicación, nisiquiera los del estado dieron a conocer, salvo los medios Locales. ¿Y el INAH? ElINAH no ha dejado que se reconstruyan las viviendas barrocas que fueron pérdidatotal y las que se quedaron un poco menos destruidas, con pedazos a punto decaerse no dejan tirarlas sin pensar que son un peligro latente, esas estánapuntaladas con tablas representando un peligro todavía mayor.Siempre que había un desastre en cualquier parte del mundo mi madre decía"Pobre gente, que dolor deben estar pasando, de un momento a otro perder todopor la fuerza de la naturaleza, si no podemos donar, pidamos a Dios por ellos". Y eldía que nos tocó a nosotros, ese día nos volvimos estadística, al igual que esapobre gente de la que mi madre tanto hablaba cuando veías las noticias mundiales.Dicen que duró 50 segundos aproximadamente, 50 segundos de los cuales yorecuerdo muy poco pero que me dejaron una marca de cómo sentía que el mundose me acababa. Entonces tenía 19 años, era martes, recuerdo que ese día salí decasa con mi hermana algo tarde para tomar el autobús a la escuela, pasé a ver a mimamá a su trabajo y ahí se quedó mi hermana, me acuerdo que le pedí que mecomprara unas rebanadas de chocolate de Bimbo, mi madre accedió, lascompramos y me despedí de las dos. Llegue hasta la terminal de Autobuses dondeesperaba a mi amiga con la que siempre me iba a la escuela desde queempezamos la universidad, ya era tarde y ella aún no llegaba decidí sacar misaudífonos para hacer menos larga la espera y puse la canción de metal Gore másfuerte que tenía, vi la hora 1:10pm estaba escribiéndole que no se demorara enllegar cuando ...entonces el suelo tronó, se escuchó un enorme crujido, como sialgo que había sido tan grueso en un par de segundos se volviera frágil, como unahoja, yo estaba recargada en la pared de la terminal bajo las grandes letras de sunombre y al lado de la palmera que siempre me acompañaba a esperar, en esemomento pensé que se me caerían encima y me aplastarían, cuando en esemomento salió de la terminal un boletero gritando: "está temblando, aléjense deledificio" me acerqué a ellos, detuvieron el tráfico, quedé en medio de toda la gente ysolo miraba poco a mi alrededor, había una mujer al lado mío que gritabadesesperada por qué su madre estaba sola entonces pensé en la mía pero norecordaba dónde estaba, ni mi hermana o mi papá olvide cómo buscarlos y dónde.Cuando al fin se detuvo solo me acerque a la banqueta, me temblaban las manos ypensaba en la suerte que había tenido en que mi amiga no hubiera llegado atiempo. Pasó como un minuto cuando ella llegó, me dijo que nos fuéramos a sucasa, que estaba a 3ó4 calles de la terminal, me dijo que estaba temblando mucho yque si quería podía llorar, pero no pude estaba intentando ser fuerte en caso decualquier noticia, su mamá ya había salido a buscarnos, nos subimos a sucamioneta e incluso en ese momento quise portarme apropiadamente, como porinercia, me preguntó a dónde me llevaba pero me bloquee no sabía a dóndeestaban y ellas lo notaron, los autos empezaron a fluir buscando a sus familiasllegamos a su casa y me sentaron me dijeron que me tratará de comunicar con mifamilia pero nada, las líneas y la señal se habían caído, las redes sociales seinundaron de fotos, vídeos que la gente subía de cómo se veían las calles losedificios caídos y una enorme nube de humo gris de las mismas caídas de edificiosse formaban, la gente decía que en Infonavit parecía un campo minado, todoscorriendo para que los pedazos de escombro no les cayeran encima, el transportepúblico se saturó y en cuestión de una hora la ciudad se volvió desértica. Intentéllamar a mi casa, al celular de mi mamá solo quería saber dónde estaban, nadie merespondía y tampoco nadie me buscaba. Me preocupé, mi amiga y yo que noshicimos un "Té para el susto" me decían que me pusiera cómoda mientras lograbapasar todo y yo pudiera salir a buscarlos pero no estaba nada tranquila, yo queríasaber qué fue de ellos, logramos sintonizar una estación en un pequeño radie-citodel papá de mi amiga escuchamos cómo estaban dando el resumen de los hechos,se escuchaba la seriedad del locutor como si fuera un radio de película de lasegunda Guerra mundial, los muertos y heridos empezaron a confirmarse así comola cantidad de edificios dañados en todo el estado, todo esto pasó más o menos enuna hora después del temblor. Las imágenes de los edificios daban temor algunasde ellas mostraban las muertes de inocentes que éste terremoto había cobrado ygente empezando a ayudar a levantar escombros.Cuando por fin logré comunicarme con mi familia les dije mi ubicación, estaba feliz,ellos estaban bien eran las 5pm. Mi papá y mi hermana fueron por mi a casa deamiga yo quiera verlos que estaban bien. Fueron por mi, lo saludé y contuve laslágrimas, "¡no! Todavía tienes que ser valiente", me dije a mi misma. Mi papáagradeció el que me hayan cobijado ahí nos despedimos y empezamos a caminar,pasaríamos por mi mamá a su trabajo ya que estaba terminando de cerrar yacomodar todo, quién sabe cuándo volveríamos a nuestras vidas normales, ahí fuecuando la verdadera tragedia salió. Todo parecía estar tranquilo, nada en desorden,solo la gente que estaba afuera de sus casas sobre las banquetas por miedo a quevolviera a temblar y luego la primer cinta de peligro, un par de ladrillos sobrepuestoscaídos, no parecía tanto. Seguimos avanzando y parte del techo de la fachada deun consultorio derrumbado, cables rotos y una calle vacía, todo parecía estar dentrodel orden ya que el verdadero terror estaba por venir. Llegué con mi madre leabracé y besé en su frente está tranquila hasta entonces pude recordar bien quéhabía pasado y a mi mente volvió todo, mi ruta, mi casa, mis mascotas, pobres ellosestaban a salvo en mi casa. Mi mamá terminó de ordenar cuando pasaronvoluntarios con cintas de peligro atadas a su brazo derecho pidiendo quetermináramos lo más pronto posible y nos retiramos a nuestras casas o en sudefecto al refugio. Salimos con mucho cuidado, despacio, era como si nosescondiéramos de zombies que con el ruido nos atraparían; en la primer esquinaestaba un auto nuevo con todo el parabrisas estrellado y su capó abollado porqueun poste le cayó encima, el suelo era tierroso y los negocios cerrados, calles vacías.Seguimos avanzando y era la calle principal de la ciudad, para la siguiente esquinano pudimos pasar derecho porque ahí se había caído el techo de un inmueble y dosmuertos había cobrado, esto del lado izquierdo porque del derecho más techoscaídos y los voluntarios ya estaban trabajando en limpiar todo eso, hombres,mujeres, incluso niños levantando todo y ese escalofriante grito que aún meatormenta "¿hay alguien ahí?" el mismo del que mi madre me hablaba cuandorelataba el temblor del 19 septiembre de 1985, teníamos que avanzar nos desviaronpor la calle que daba a la 5 pte donde más postes y negocios totalmente destruidospodías ver desde una esquina arriba, seguimos caminando en la siguiente esquinaestaba el negocio de mi tío, él estaba bien, por suerte ahí encontramos a parte demi familia nos saludamos y abrazamos pregunté por mi abuela, ella ya no ve bien, nisiquiera imagino la angustia que sintió en ese momento. Estábamos ya todosreunidos y entonces teníamos que avanzar, nos llevamos comida del negocio de mitío y empezamos a caminar, mi casa quedaba a 5 cuadras más, las cuales se mehicieron eternas, mas cintas de peligro y techos a medio caer, fue horrible.Cuando llegamos a mi casa lo primero que hice recuerdo que fue revisar si todoestaba en orden, por la fuerza del movimiento había hecho que la puerta del arco demi casa se abriera y mi gran armario con ruedas estaba movido. Encendimos latelevisión, la luz y el Internet así como la red de telefonía regresaron, en letrasgrandes y como si solo existiera el estado de México los reportes del temblor ycomo los inmuebles se habían derrumbado, que irónico nosotros al igual queAxochiapan, Morelos, el epicentro de esta desgracia, habíamos sufrido dañosinmensos que no se comparan con lo que a ellos les pasaba, pero como es lacapital, solo ellos merecen el protagonismo, ¿no? Siempre me pregunte porque miestado, mi ciudad, no eran protagonistas de nada, de absolutamente nada, sinimportar lo que hagamos, nos pase y/o logremos, bueno ese día lo comprendí,nosotros no somos la capital de mi país.Cambiamos al canal local y luego al estatal, los muertos ya estaban confirmados 45en todo el estado, de los cuales al menos 10 eran de mi ciudad, no tenía ni hambre,pero otra vez quién sabe cuándo volveríamos a nuestras vidas normal, comí muypoco y luego salí con mi mamá y mi tía a buscar un pan tostado para mi abuela, auna calle estaban los militares monitoreando que todo estuviera en orden, porqueclaro no podía faltar el que aprovechaba las crisis para delinquir, aunque siendohonesta, más que sentirme aliviada y protegida, tenía miedo. Esa noche nosquedamos todos en mi casa, acomodados como pudimos y yo casi no dormí, meacosté en mi cama y mi hermana me vio muy inquieta y se acostó a mi lado paracalmarme, no podía conciliar el sueño, cuando entonces sonó mi alarma para miclase a la que debía llega temprano y explote, explote en nervios, lloraba, ¿quépasaría con nosotros? Esa primer semana fue muy dura, el salir a las calles almenos para asomarme hacia que el pecho se me oprimiera, mi pobre ciudad y sugente, sin saber qué hacer, algunos conocidos de los cuales su vivienda no se cayópero estaban cerca de las que sí, cuentan que era espantoso el ruido que lasdemoledoras hacían para derrumbar lo que les permitían. Fue admirable ver comola ayuda de otros estados e incluso otros países llegaba y claro no faltaba el que selevantaba el cuello diciendo que era gracias a él, artistas que por compromiso a sucarrera se tomaban fotos aprovechándose de la vulnerabilidad de las personas, laverdad es que la gente sencilla es la que hizo posible que se levantarán algunoslugares, porque quien no tenía dinero ni nada más que el inmueble donde vivíansiguen en las mismas, casas apuntaladas, medio derrumbadas, siendo un peligropero nadie hacía nada y siguen sin hacer. Hasta el día de hoy muchos negocios dela calle 3 norte que estaban respaldados por el INAH siguen igual que antes y ya sinningún remedio más que su derrumbe y construcción de algo nuevo, algunosargumentan que hacer eso nos quitaría el título de pueblo mágico perdiendo suestilo colonial aunque en mi opinión no creo que suceda.

Denisse Cebada. 

CRÓNICAS DEL 19 DE SEPTIEMBRE DE 2017.Where stories live. Discover now