Cuando el amor conoce el silencio

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Cuando el amor conoce el silencio.
RayAnna.
Capítulo Único.
Semi-AU + OoC.


N/A:  ufff 4200 palabras, el OS más largo que he escrito hasta ahora Sisi.


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Anna sonríe detrás del libro, es una sonrisa tímida. Su coranzoncito late rápidamente cuando lo ve tomar asiento frente a ella. La Biblioteca siempre fue uno de sus lugares favoritos, también el de él. Y lo que más disfrutaba Anna era la compañía de Ray, ya que había descubierto que le gustaba el gran Ray, uno de los chicos con puntuación más alta de todo el orfanato.

Sus ojos azules están fijos en él, en ese fleco que cubre un ojo y ese aura de misterio que desprende y lo hace ver más interesante. Entonces Ray se da cuenta de la mirada sobre él cuando logra quitarle polvo al libro en sus manos.

—¿Eh? No te ví, hola Anna —dice abriendo el libro desinteresado ante la mirada curiosa de la niña frente a él, como siempre. Anna sólo asiente con las mejillas levemente rojas y se escuda detrás del libro, alegre de que esta vez sí haber sido notada por Ray. El tiempo pasa y el silencio de Ray le parece tan curioso y al mismo tiempo tan cómodo. Ray no se molesta en hablar, ni en preguntar cómo le va o sí está disfrutando de su lectura y, está bien, tampoco es que Anna desee que se lo pregunte.

¿O sí?

—Anna, mamá dice que ayudes con los platos —Phil hace su aparición con esa adorable sonrisa. Anna asiente y cierra su libro, se levanta de su asiento para dejarlo en el estante detrás de Ray y luego lo ve por un instante, deseando decirle algo ¿pero qué? Mejor se va.

Y mientras va colocando los platos está pensando que debe olvidarse de él.

Porque ella sabe que a Ray, sólo le importan dos personas.

—¡Thoma, Lannion vayan a lavarse las manos! —escucha la voz de una.

—Emma, deberías ir con ellos.

Y esas dos personas acaban de entrar a la Sala. Norman y Emma le dan cierta envidia por ello, pero Anna sabe que esos sentimientos son malos, porque Norman y Emma son sus hermanos y si ella no podía ser parte de ellos, está bien.

Estaba bien sí Norman y Emma eran parte del círculo de los mayores, hasta Don y Gilda estaban allí. Anna quiere ser parte de ellos y sabe que, aunque no quiera admitirlo, Nat también quiere ser parte del círculo de los mayores.

Pero no lo son y tampoco lo serán.

—¿Te gusta ese plato?

Anna se sobresalta ejerciendo más fuerza sobre el plato para no dejarlo caer. Nat se ríe y la mira burlón.

—¡Nat! Me asustaste.

—Lo siento, pero llevas viendo ese plato hipnotizada.

—No es nada.

—¿En qué pensabas?

—En nada.

Nat no le cree, es obvio que le va a insistir pero debe ayudar a Don con la cena. Las preguntas para Anna llegarán después, se va, dejando que ella pueda respirar aliviada.

Esto está mal. Debo dejar de sentir esto, esto está mal.

Murmura en su interior y casi pudo escuchar algo, ahí, en su pecho. Fue como escuchar el vidrio cuando comienza a romperse.

Cuando el amor conoce el silencio | RayAnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora