CASUALIDAD O DESTINO

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Había conocido al amor de mi vida, sin darme cuenta , sin saberlo , todo paso demasiado rápido , quizás por eso suena tan bonito.

Le conocí por casualidad. Yo estaba en el parque con unas amigas, lo normal de una chica de 15 años. Y en un descuido aquel chico de la moto entro a bastante velocidad a aquel parque oscuro y solitario. Yo le mire tímidamente. Cuando él se dio cuenta de que yo y todas mis amigas le estábamos mirando, empezó a hacer caballitos y derrapes por la arena del parque.

Cuando me quise dar cuenta estaba aparcado enfrente mía, a 2 metros escasos de mi cuerpo paralizado por aquel fantástico espectáculo. No podía decir nada, mi cuerpo estaba completamente sin reacción ninguna. El chico se quitó el casco y pude ver su hermoso rostro.

Le analicé de arriba abajo. Era alto, delgado, con ojos castaños, pelo color café y rizado, sus gafas hacían que sus ojos fueran más grandes y hermosos; su nariz era puntiaguda y delgada, y sus labios.... ¡oh sus labios! Eran los más hermosos que había visto nunca, eran rosados y carnosos. Las ganas de besarle me inundaba el cuerpo.

El chico bajó de la moto y me miró tiernamente. Cuando me quise dar cuenta, estaba mirándole con la boca abierta y los ojos abiertos como platos.

Rápidamente cerré la boca y miré a otro lado.

Él chico de la moto me agarró el mentón tiernamente haciendo que le mirara a la cara. Estaba tan cerca de mí, que mi respiración se aceleró como si no hubiera un mañana. Empecé a sentir el ardor en mis mejillas. Estaba paralizada sin poder moverme, y mucho menos pronunciar una mísera palabra, nuestras miradas decían todo.

Lo más extraño es que se fijara en mí y no en mis amigas, yo era la típica chica rarita del grupo, solitaria, sin mucho que argumentar a la conversación, la que vestía siempre de negro y no le gustaba dar "el cante" como el resto.

Al final logre quitar me la tontería de la cabeza, y me separe un poco dejando cierta distancia entre nosotros.

-Hola, buenas noches señoritas- dijo dirigiéndose a todas.

Todas se quedaron como idiotas mirando le, mientras yo miraba a otro lado distraída sin hacer mucho caso.

El chico se sentó a mi lado, aunque demasiado cerca de mi cuerpo para mi gusto, pero no me incomodaba, lo contrario, me sentía cómoda, me sentía segura con el así. El continúo hablando con el resto mientras yo jugaba  en el móvil.

El grupo se fue dispersando ya que se hacía tarde, yo no tenía hora ya que mis padres no estaban en casa, siempre dormían fuera a causa de su trabajo. Solo quedábamos aquel misterioso chico y yo.

 El silencio se apodero de nuestro entorno y comenzó a hacerse incómodo. Mi cabeza sin ningún motivo se apoyó en el hombro de él. Nos quedamos así un buen rato. Sin darnos cuenta comenzamos a hablar de la nada y mantener una conversación. 

-¿Cómo te llamas?- dije sin miedo.

-Me llamo John ¿y tú?- respondió mirándome.

-¿yo? Me llamo Elia- respondí algo tímida.

La conversación continuo hasta que me empezó a entrar el sueño, mire el reloj... ¡ERAN LAS 2 DE LA MAÑANA!

Él fue tan amable de ofrecerme un viaje en su moto para ir a mi casa, pero me daba miedo, nunca había montado en una moto y no sabía qué hacer. Al final decidí aceptar su propuesta y nos fuimos a mi casa en su moto.

Tu, yo y la ruta 66Donde viven las historias. Descúbrelo ahora