30 dias

Día #1

Me duele mucho la espalda, esta cama es muy incómoda hace que me duela todo
- pienso mientras que me acomodo- me levanto aun con los ojos cerrados, pero al abrirlo un escalofrío recorre mi cuerpo. Esta no es mi habitación, comienzo a asustarme, no sé donde estoy, mucho menos quien o quienes me han traído aquí, si esto es una broma debo decir que es de muy mal gusto.

–¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien!? –Pregunto pero no hay respuesta –¡Auxilio! Por favor.

Histericamente me dedico a observar el lugar. Es un pequeño cuarto sin ventanas, con una cama en el fondo, al lado de la cama hay un inodoro, no alcanzo a detallar lo demás por causa de la penumbra del lugar.

No se que hago aquí, estoy muy asustada. Intento recordar que es lo que ha pasado y como llegué pero no lo logro.

–¡Ayúdame por favor! –Grito con todas las fuerzas que tengo pero nadie me responde.

(...)

De tanto gritar pidiendo ayuda siento mi garganta doler, creo que quedaré afónica.

A lo lejos puedo oír unos pasos acercarse. Mis nervios vuelven a llegar, no se que hacer, siento que mi corazón late tan fuerte que puedo oírlo. Intento levantarme para ir a refugiarme detrás de la cama y es cuando me doy cuenta que tengo el tobillo encadenado, no puedo creer que recién lo note.

Cuando escucho que insertan la llave en el cerradura es cuando intento desatarme de la cadena jalandola para que se desprenda, pero es inútil. Al escuchar que habren la puerta lo único que hago es tirarme en el piso en posición fetal y cubrirme el rostro con las manos a esperar lo peor.

El sujeto me agarra del brazo y de un tirón hace que me levante, el miedo no me deja habrir los ojos y puedo jurar que estoy temblando más de lo que he temblando en toda mi vida. Lo siguiente que siento es una bofetada que me da en mi mejilla izquierda sin motivo alguno. El golpe hace que habra los ojos, llevo mi otra mano libre al lugar del golpe, al alzar la cabeza me encuetro con un hombre que tiene su cabeza cubierta por un pasamontañas, sólo puedo ver sus ojos que son de un color café.

El me mira directo a los ojos, el miedo y la incomodidad hace que aparte la mirada hacia el suelo, esto ocasiona que me de cuenta de que el sujeto está muy bien vestido, con un traje formal azul rey.

Él al percibir que no lo miro, me sostiene la barbilla con el dedo pulgar e índice, nuevamente quedo mirando sus ojos.

–¿Sabes porque estas aquí? –Me pregunta, su voz es demandante y autoritaria. Que no puedo hacer más que menear la cabeza en un gesto de negación. Con la misma brusquedad que me levantó me tira nuevamente al suelo, haciendo que me golpee la cabeza con la cama. Cierro los ojos para que crea que me he desmayado y se vaya, pero no lo hace, al contrario, me sostiene del cabello y hace que lo mire al los ojos.

–Pequeña te contaré una historia –Me dijo mientras se sentaba en la cama, palmea el lado derecho de la misma con la intención que me siente a su lado, lo dudo por un momento pero al final termino aceptando.

–¿Cómo comenzar? –Se preguntó así mismo –Tu padre y yo fuimos unos grandes amigos cuando éramos unos simples jovenes
–Comenzó su historia –Pero debo reconocer que tomamos malas decisiones. Con el deceo de conseguir dinero fácil nos vimos envueltos en peligros y en crímenes, luego de un tiempo fuimos aceptados en una corporación en donde se comercializaban informaciones ilegales.

》Nuestro trabajo era guardar esa información y cuidarla con nuestras vidas, como si fueran nuestra propia madre. –En toda la historia estaba muy concentrada creo que solamente respiraba. Pero ¿qué es de lo que él habla? Nunca escuché a mi padre decir algo así –Hasta que en una ocasión, la información que nos dieron era la más importante que hayamos guardado, pero tu padre se enamoró- esta última parte la dijo con asco y desprecio -De la que ahora es tu madre y como ella estaba embarazada de tí, él decido dejar nuestro trabajo e insistió para que lo dejara también, sabiendo que nos costó tanto llegar tan alto.