amor

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En las noches de antaño, cuando surgía la luna entre las nubes de invierno a media noche, solía salir a tomar aire fresco para admirar el cielo en su total esplendor, pensando en las cosas que podrían pasar a futuro y en las cosas que habían surgido en el pasado, pensando con ilusión y anhelo todo aquello que la vida me preparaba, soñando con el día en el que me enamorara y que mi amor fuera correspondido, más sin embargo, noche tras noche el tiempo me dio a entender que el amor no era lo que muchos pintaban como rosas sin espinas y colores rosados por doquier.
El amor dolía, dolía cuál engaño cruel y herida profunda causada por la espada de un rey.

El amor era una mentira dolorosa disfrazada de color de rosas y de hermosas historias.
El amor era un delirio, un sufrimiento que solo se sanaba con más delirio de amor.
El amor es lo más doloroso, hasta que llega la persona indicada, la persona por la que estás dispuesto a sufrir ese deliro y esa posible mentira, el amor el cruel y a la vez gentil.

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