bravery ☮ hemmings (through the dark oneshot)

Bravery

Mientras juego con mi hermano Andrew, quien me molesta un poco, veo a Kay, llegando a la cuadra de mi casa. Me sorprende ver que no está con Mike, su hermano mayor, más que todo porque la protege mucho y es muy pequeña; tiene nueve años, igual que yo. Supongo que vendrá a visitarnos o a contarnos lo que pasa con su papá. Por lo que escuché de mi mamá, el señor Clifford no se siente bien y es una situación difícil. Realmente no sé lo que siente. Papá murió cuando yo era muy pequeño; apenas lo recuerdo, pero mamá y mi hermano siempre me cuentan historias sobre él. Kahlia me ve y empieza a correr. Los volados del vestido rosa que lleva puesto se mueven de un lado a otro. Andy me suelta y siento como los bracitos de mi mejor amiga me envuelven en un abrazo.

—Luke, vamos a nuestro escondite, por favor—me susurra al oído. Mi hermano mayor entra a la casa y yo me voy al patio de atrás con Kay. Nos escondemos detrás del árbol que está pegado a la medianera que separa nuestro patio del de la vecina. Nos sentamos en el pasto y vuelve a abrazarme, esta vez oigo su respiración pesada; está llorando.

—Kay, ¿qué pasa?—le pregunto con preocupación. No entiendo nada de estas cosas ni tampoco sé qué hacer; solo quiero que deje de llorar.

—Papi… ya no está—musita entre lágrimas sin despegarse de mí. Sigo sin comprender. ¿Cómo que se ha ido?

—¿Y tu mamá? ¿Y Mikey?—vuelvo a preguntar. No sé por qué no está con ellos en este momento.

—Mami está en el hospital, y mi hermano fue a ver a Calum—responde resoplando las palabras. Le acaricio el cabello y se separa de mí de forma brusca. Sus verdes ojos están aguados y tiene las mejillas pintadas de un rojo natural—. No quería estar sola.

—Pero no lo estás—confirmo secando unas lágrimas que se escapaban de sus ojos— ¿Quieres quedarte? Haremos una pijamada—. Ella se friega los ojos y asiente. Nunca la había visto llorar, más que por un raspón. No sé por qué su papá se fue. ¿Acaso se fue a donde está ahora mi papá? Mamá dice que en ese lugar descansas para siempre y no sufres más. Espero que esté allí. El señor Clifford adoraría a mi papá.

Esa noche, Kay se quedó en casa. Mamá está contenta por ello pero antes de irnos a dormir, la veo triste. Sus ojos no brillan como siempre. Subimos a mi habitación y busco un saco de dormir que uso para ir de campamento. Lo armo para ella lo más cómodo posible, pero es inaudito. A unos minutos de caer dormido, me despierta y me ruega que le haga un lugar. Sonrío en afirmación y se acomoda a mi lado. Le doy un abrazo y un beso en la frente. Le arranco una pequeña sonrisa y cierra los ojos. Hago lo mismo y ambos dormimos.

El día del entierro del señor Clifford, Kay vuelve a quedarse en casa, pero esta vez en compañía de su mamá. Ella es una señora muy bonita; me recuerda a mi profesora de matemáticas de la escuela porque es bonita como ella. Mamá invita a Michael con mucho gusto, pero la señora Hood llama para avisar que ha decidido quedarse un día más.

No sé por qué recuerdo ese día cada vez que me quedo pensando de más en la cama. Apenas puedo ver en la espesa oscuridad que se ha formado en mi habitación, pero veo esas imágenes de forma clara. Ese fue un momento agridulce en mi vida; nunca supe por qué, pero parte de ello me trae lindos recuerdos. A pesar de la muerte del señor Clifford, quien fue como un padre para mí, Kay y yo nos volvimos más inseparables que nunca. Siempre que uno necesita compañía o contención, el otro está sin cuestionamientos.

Doy unas vueltas en la cama hasta que me acomodo de costado y decido dormir. Mañana será un día largo; es mi primer día de escuela. Tercer año. A diferencia de otros años, esta vez no quiero empezar. El verano que pasó me ha ayudado a darme cuenta de ciertas cosas que nadie comprendería si no tuvieran la mente abierta. Si lo dijera de forma abierta en la escuela, sería el objetivo de los jugadores del equipo de rugby. Por más de los certeros rumores de la paliza que les dimos a sus predecesores hace dos años, me molerían a golpes. Cierro los ojos con fuerza y me obligo a dormir.