único capítulo

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Estaba paseando por los pasillos de casa, había escuchado una pelea por parte de mis dos amigas, al asomarme por la puerta vi a las hermanas gritando.
-Tu no deberías estar con él, ¡no lo mereces!- gritó la hermosa flor con veneno en sus espinas, la hermosa Amelia-El me ama!-gritó está vez la pequeña botón que aún no había florecido, la pequeña Nicol
-Él debería estar conmigo, soy más hermosa y perfecta que tu!El debería amarme a mí, él debería tomarme a mí! -Gritó corriendo por los pasillos hasta su habitación para encerrarse. La pequeña dio un suspiro y cerró la puerta.

-Vamos Max! -Gritó mi amigo Alex a mi espalda -No le hagas caso a esas locas, vamos a vivir otra aventura, ¡hay que rescatar a la princesa! -dijo levantando su pequeña espada de madera, llevava una capa roja que su madre le había regalado hace tiempo. Corrimos a la puerta, Alex la abrió, y corrimos rumbo al bosque detrás de casa. Lo recorrimos como siempre, el pequeño de diez años atacaba a algunos arbustos, luego fue a su "guarida", como él le llamaba (que era un pequeño refugio hecho con ramas y hojas), y tomó un arco hecho a mano por él, con una rama flexible y un cordón de su zapato, y unos palos rígidos y delgados que usaba como flechas -No te preocupes mi princesa! -Gritó con entusiasmo desde lo alto de una roca -yo te encontraré y te salvaré!- no hace falta decir que le gustaban los libros y películas con temática medieval, soñaba ser un caballero de brillante armadura que rescata a la damisela en apuros.
Seguimos corriendo por el bosque subimos un pequeño montículo de tierra que él percibió como una inmensa montaña, capturamos una lagartija, él dijo que atrapamos un dragón, trepó un árbol y comenzó a buscar el castillo de la princesa, a los pocos minutos bajó - no encontré el castillo de la princesa - dijo cabizbajo -¡pero no me rendiré!- dijo con una gran sonrisa. Seguimos corriendo, me encanta correr con mi amigo, el aroma del bosque, el cantar de las aves, el ruido del viento entre los árboles. Simplemente perfecto. Llegamos a un pequeño estanque y nos detuvimos a tomar agua, era clara y cristalina. Al saciar nuestra sed notamos que el sol se ocultaba. Era hora de ir a casa. En el camino se empezó a oscurecer, conocemos bien el camino así que no tuvimos problemas. Al llegar ya era de noche. Entramos a casa solo para recibir un regaño.

-Te dije que no llegaras tan tarde!- gritó la jefa de la casa, la madre- te pudo haber pasado algo!- dijo con  una voz que denotaba enojo, pero sus ojos mostraban preocupación, le dio un golpe ni fuerte ni débil en su cabeza y se lo llevó a su habitación para hacer la tarea. Me acosté en el sillón, la radio estaba prendida y era agradable la música, Marco llegó a acompañarme. Marco es el mayor de los cuatro hermanos con los que vivo, acariciaba mi cabeza mientras escuchaba la música.

La madre de mis amigos salió de compras, salió mientras nos encargaba la casa. Poco después se escuchó un "toc toc" proveniente de la puerta principal, Marco no tardó en levantarse para abrirla, al hacerlo pudimos ver a Daniel, un amigo de la familia, había estado cortejando a Nicol y eso no le hacía gracia a Marco ni a Amelia. Ambos sabían que Daniel era un mujeriego, Marco no quería que usara a su hermana para luego dejarla y Amelia estaba celosa de ser la única a la que no había tomado, siendo ella la más bella y la única que valía la pena desde su punto de vista.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó Marco con rabia.
-Vine por Nicol -dijo con desdén, nunca se habían llevado bien.
-No voy a permitir que uses a mi hermana de esa forma- comenzaron a discutir, las palabras se volvieron gritos, y los insultos se transformaron en golpes. Les grité que pararan, pero me ignoraron.
-¡Hasta aquí! -gritó Daniel, sacó un arma de su cinturón mientras seguían el forcejeo. Daniel apuntó a Marco, pero este se abalanzó sobre el armado para quitarle la pistola. No quería que hirieran a mi amigo, me uní a la pelea como pude.
Un disparo se escuchó en medio de todo, pero ninguno se detuvo, finalmente Marco logró quitarle el arma y lo amenazó con la misma. Daniel se fue corriendo, probablemente no lo volvamos a ver por aquí en un tiempo. Todos los hermanos vinieron a nosotros a preguntar que pasaba.
Yo solo me acosté en el suelo, me dolía el costado, justo debajo de las costillas, todos se acercaron a mi, Marco colocó mi cabeza sobre sus piernas. -tranquilo amigo, todo estará bien- dijo tratando de tranquilizarme, aunque yo ya lo estaba -....Lo siento, lo siento- no entiendo por que se disculpa. moví mi cola para agradecerle y para darle a entender que no hacía falta que se disculpara. Todos comenzaron a llorar, no entiendo ¿qué pasa?
Dejé de sentir tanto dolor, pero el aire me faltaba, empecé a jadear, saqué mi lengua fuera de mi hocico. Mis patas se entumecieron, empecé a sentir frío y mi vista comenzó a oscurecerse. Acaso....
¿Estoy muriendo?

Amigos Hasta El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora