Cuando uno es niño lo único que le preocupa es el presente, no le importa que será lo que pasara mañana o dentro de un año, nuestra rutina es jugar, comer, jugar, comer, jugar, comer y dormir. Viéndolo así es un paraíso ser un niño, pero cuando vas creciendo te das cuenta que las cosas son más que comer, jugar y dormir. Empiezas a ver lo basura que son las personas y ya no te caen tan bien como antes, el mundo pasa de ser un arcoíris a un lugar donde solo debes pensar por ti mismo y tratar de sobrevivir como sea.
Cuando yo nací mi padre no estaba y nunca me explicaron adonde se fue o quién fue, la verdad tampoco me intereso mucho conocerlo, ¿porque me importaría conocer a alguien a quien nunca vi? Es como si fuese por la calle y al primer extraño que vea le diga “Ey tú, no te conozco de nada y tú no me conoces pero cuéntame la historia de tu vida” así que me crío y cuido mi progenitora. Me educo a base de fe católica y me obligaba a ir todos los domingos a la capilla del barrio, sin saber porque o para que yo iba, me sentaba y escuchaba junto a otros niños como un anciano nos gritaba frente a la estatua de un cadáver que nos iremos al infierno si no respetábamos un montón de reglas escritas por una fuerza invisible y entregada a un hombre a cargo de todo un pueblo en una época en donde la tierra se creía que era plana. El decía “Dios esto, Dios aquello” o eso era lo que yo entendía.
En la escuela no me iba tan mal, al menos zafaba con la intención de tener una cosa menos de la que no preocuparme.Mi madre esperaba que, en un futuro, sea alguien de traje, algún doctor o abogado que cuando lo nombren digan:
“ah sí, ese señor lo conozco. Tiene una mansión custodiada por diez Rottweiller, tres Lamborghini y una preciosa familia con una mujer y dos niños” Puro sueño americano. Yo, al contrario, detestaba ese tipo de gente. Para mí esos doctores millonarios eran tipos que te cobraban por algo que te deben dar por derecho, ¿y los abogados? Eran sujetos que, con tal de obtener una suma increíble de dinero, defenderían hasta a Hitler y le harían juicio a sus propias madres. Así que estaba entre hacer lo que yo quería y lo que los otros querían que yo hiciese. ¿Y qué es lo que yo quería hacer? La verdad es que todavía no lo sé. Siempre dije que me gustaría ser libre, no sé, alejarme de todo y hacer de cuenta que soy el único ser de la tierra, que vivo en un mundo donde los problemas no existen porque no existe la gente, y aunque suene como un mugriento sentimiento hippie muchas veces deseo estar en ese mundo. Así que te preguntaras ¿Y ahora qué haces? Bueno, digamos que me “encargo” de los “problemas” de las personas y con problemas me refiero a personas y con personas me refiero a escorias con mucho dinero y pocas agallas como para resolver sus problemas por sí mismos y llaman al primer idiota en su lista para que haga el trabajo sucio y con idiota me refiero a mí. No es un trabajo del que me sienta orgulloso pero en este mundo uno tiene que ganarse la vida, no me va eso de las oficinas y estar encerrado como un perro al cual lo acaban de castigar.