Mis dedos tocaba suavemente las teclas de ese piano, de alguna manera me relajaba la melodía que mis manos ya conocían de memoria, por alguna razón me sentí observado, y no es esa sensación molesta que sientes que te miran fijamente y de manera incomoda, por el contrario, era una sensación muy cómoda, incluso me sentía seguro de esa mirada que se posaba sobre mi.
Me di la vuelta, había un hermoso castaño de ojos avellana viéndome, cuando noto que lo miraba desapareció con un leve sonrojo en sus mejillas