Capítulo 1

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-¡La re puta madre que te parió! Hija de puta, contestá el telefono. Pelotuda, dale ¿Estás cojiendo que no me contestas? Ya llegué hace media hora, flaca ¿Me podés venir a buscar? - el último mensaje de mi querida prima demostraba la gran educación que había recibido y el amor que me tenía. Debería ser normal para mí, también era argentina, pero hacía años que vivía en Madrid, y cada vez mi boca era más española que argentina. El "sh" del país se me pegaba de a poco, logrando un acento algo chistoso. Marqué el número de Becca, una operadora dijo algo que la verdad ni siquiera me interesó en lo mínimo. Un tono y nada. Dos tonos y nada. Tercer tono y todavía no contesta. Y justo después del cuarto, justo cuando había despegado el movil de mi oreja, una voz finita y "dulce" me gritó.

-¡Aleluyaaa, al fin te decidiste en hablarme, puta! - Tomé las llaves de la mesita junto a la puerta de madera cubierta de un color negro. En las noches, cuando no había ni una luz prendida, se confundía a la puerta con un túnel negro sin fin. Al abrirla, vi a mi vecino que justo estaba entrando a su piso, al verme paro y me dio un beso en cada mejilla. Luego, le abracé aunque lo había visto ayer en la noche.

-Rubén - Alargué la "e" de su nombre, como suelo hacerlo siempre que lo veo.

- Dafne - Repitió lo que había hecho yo, alargo la última vocal de mi nombre.

-¿Qué Rubén, idiota? Soy yo tu prima Rebecca, la que te espera sentada en la vereda del aeropuerto como una tremenda boluda. Hace ocho siglos estoy acá, flaca. Deja de chamuyarte a los pibes y vení. - Mi prima me gritó y sacudió mi tímpano. Por un momento me había olvidado de su existencia en la otra línea. Le contesté que ya estaba yendo, que se calmara o la iría a buscar en dos horas más. No esperé su respuesta, ya la tendría que soportar en cuánto la recogiera en el aeropuerto.

- ¿Quién te es tan hostil? - Preguntó Ruben tratando de no reir.

- Mi prima - Reí al pensar lo cabreada que debe estar - Acaba de llegar de Argentina y ... - Los ojos de mi viejo amigo se iluminaron, comenzó a subir y bajar sus cejas rápidamente.

- Si es argentina debes presentármela - Me guiñó un ojo y ambos reímos.

-Debo irme, ya voy una hora tarde, me he quedado dormida. Si no vuelvo, te amé rubius - largó una carcajada y nos despedimos.

El aeropuerto estaba a unos treinta minutos de casa, sería milagro si es que Becca no me mata.

Antes de llegar le mandé un mensaje por Whatsapp.

Para: Becca 😏

Ya llegue, pero no te veo, pídele a alguien que te haga un escalón con sus manos, tal vez te puedas sentir normal por primera vez.

Le trolleaba porque ella era muy pequeña y menudita. Tenía veintidos años y una estatura de alguien de catorce.

Ahí la vi, sentada en la vereda con un codo sobre su rodilla, poniendo su cabeza sobre sus manos. Me acerqué con el auto hasta que ella me vio. Me levantó el dedo del medio y luego aplaudió.

- Al fin te acordás de mi. - abrió el maletero y allí subió sus tres bolsos y una maleta enorme que se veía estar llena a tope, con suerte la ha podido cerrar.

-Tacaña has salido, podrías haber llamado un taxi. - Se sentó a mi lado, en el asiento de copiloto y sonrió, mientras le hablaba nos abrazamos fuertemente. Habían pasado seis meses desde que no la veía, era poco para nosotras, sin embargo luego de medio año juntas, se la extraña.

-Bueno, pero yo no sabía la dirección. - hizo puchero y se colocó el cinturón.

***

Becca me estaba explicando algo que le había pasado en el aeropuerto -exagerando que como había estado tanto tiempo ahí, había tenido una vida completa de anécdotas-

-Y EL PELADO TARADO ¿SABÉS QUÉ ME DIJO? ALEMANIA SE MERECÍA EL GOL. ¡ALEMANIA SE MERECÍA EL GOL ME DIJO EL MUY FORRO! ¿POR QUÉ NO ME CHUPA LA... -en ese preciso momento -en el cual yo me reía cual loca- la puerta del piso de Rubén se abrió, y al escuchar lo que explicaban los gritos de mi preciada prima, comenzó a reírse mas fuerte o igual que yo. A

Friendzone [Becca y ElRubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora