Capítulo 2: Quién eres?

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Íbamos caminando por los pasillos del edificio y llegamos a uno con varias ventanas que permitían que la luz del bello atardecer entrase a través de ellas.
- ¿Eres un estudiante de primer año? - preguntó.
- Sí - fue lo único que contesté. Es muy pálida, tiene unos enormes y preciosos ojos y es alta y delgada, pero, hay una cosa más... esta rodeada por un aura diferente.
- ¿Has llegado hasta aquí dando vueltas? - soltó una risa leve y dijo - pequeño travieso -.
En ese momento volví a recordar una parte del rumor y me detuve de la nada, ella sólo me miró y me preguntó si pasaba algo a lo cual sólo le contesté diciéndole que no pasaba nada y volví a seguirla.

Tenía todavía una duda así que decidí preguntarle - Por cierto, ¿qué hacías en aquel lugar? - la mire fijamente esperando su respuesta.
- Yo llevo mucho tiempo aquí.
- ¿A que te refieres? - me encontraba confundido, ¿acaso dijo que lleva mucho tiempo en este lugar?
- Llevo aquí toda la vida - sonrió al momento en el que terminó la frase - En fin, por algo me dicen el fantasma del viejo edificio.
- ¿Eh? - dije incrédulo ya que no comprendía lo que pasaba.
- Soy un fantasma - reafirmó.
- N-No hagas ese tipo de bromas, ¿ok? - le reproche. En ese momento sentí que alguien tocaba mi espalda y de pronto varias imagines se me vinieron a la mente, lo único que podía ver era un cuerpo, después a una chica llorando en el piso 《¿Qué es esto?, espera, no me digas que... No, no es posible, pero...》pensé, en ese momento desaparecieron esas imágenes y se me ocurrió una forma de comprobar que ella mentía y era que si la tocaba entonces era humana, ya que a ningún fantasma se le puede tocar; Estire mi mano a la altura de su nuca pero en ese instante ella volteó y mi mano quedó en su mejilla lo cual hizo que nos sonrojaramos 《Puedo tocarla!!》Quite mi mano rapidamente y le pedí disculpas.
- L-Lo siento! Como eres un fantasma pensé que no podría tocarte y...
- Que puedas tocarme no implica que no sea un fantasma - me interrumpió - pero eso da igual, ¿no crees?- siguió caminando por el pasillo y yo que estaba confundido sólo le seguí el paso. - Verás, yo... No recuerdo nada sobre mi muerte - llegamos hasta unas escaleras que daban a la azotea y subimos - Tengo amnesia, verás... No recuerdo el cuándo ni el porqué de mi muerte, sin embargo, no guardó rencor ni odio, no recuerdo mi pasado pero tampoco quiero hacerlo - llegamos hasta arriba de la azotea y la luz de aquel atardecer se veía a lo lejos - Bueno, ¿no crees que da igual cúal sea mi identidad?... Soy Alice, Alice Fuller ¿y tú?- sonrió.
- Liam, Liam Ford.
- Liam... es un lindo nombre - tomó mi mano y empezamos a caminar hasta bajar al primer piso.

Paseabamos por la primera planta y para aclarar unas dudas le empecé a preguntar - Por cierto, Alice... ¿no te da curiosidad el motivo de tu muerte?- quería saber si tan sólo recordaba un poco de su pasado.
- Vaya! ¿Ya has aceptado que soy un fantasma? - me miró a los ojos.
- B-Bueno, no lo he comprendido ni aceptado del todo...- no sabía cómo responder.
- ¿Quieres saber más sobre mí? - me volteó a ver. - Deja que te muestre algo - tomó mi mano y me llevó a otra habitación distinta a la del espejo, ella se encontraba buscando entre las cajas de la habitación algo pero no sé qué es. - Lo encontré! Espera aquí un momento ¿sí? - llevaba algo en las manos, parecía ropa.
- Sí - respondí, yo me senté en una caja que estaba por ahí.
- Y... ¿que tal? - después de un momento ella salio vistiendo un uniforme que se parecía al de mi escuela pero el diseño era antiguo.
- Te queda muy bien, pero no podías... No sé, ¿vestirte mágicamente o algo? - tenia curiosidad por la forma en que se cambio, pensé que por ser un fantasma podría hacerlo y no tardar tanto.
- ¿Y cómo se hace eso? Si tu no puedes hacerlo, yo tampoco.
- ¿Así funciona esto? - le pregunté.
- Exacto - me confundí al principio pero creo que lo entenderé más adelante. - ¿Qué te parece? Así me vestía antes de morir -. Sonrió tiernamente.
- Creo que ese uniforme te pega más.
- ¿Me estás llamando vieja?
- No me refería a eso! - proteste, seguimos caminando por los pasillos de aquel edificio y me tomó de la mano lo cual hizo que me sonrojara. - Oye, ¿por qué no paras de agarrarme? - le comenté un poco nervioso.
- Por qué estoy feliz de poder tocar a alguien! - sonrió abrazandome más del brazo.

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