Capítulo 1.

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'Quédate conmigo.'

Era curiosa la forma en la que había llegado a acostumbrarme a su característico timbre de voz, tan bajo que apenas podía distinguirlo de un susurro y tan ronco que podía llegar a ser asustadizo.

La primera vez que nos encontramos, ocho antes atrás, la noche de mí décimo cumpleaños. Al principio, pensé que se trataba del abuelo Jack, quien había muerto de cáncer de garganta el verano que cumplí los siete.

No sé por qué pensé que se trataba de él pues apenas recuerdo muchas cosas de él. Si me paro a pensar, sólo hay un par de cosas estúpidas que me vienen a la cabeza, cosas en las que ni siquiera había reparado cuando estaba vivo. Por ejemplo, recuerdo la forma que tenía siempre de recibirnos en su granja, con una mano apoyada en su cadera y usando la otra mano de visera como si el sol lo deslumbrara. Recuerdo que siempre me dejaba el último trozo de pastel de limón, incluso cuando él tenía muchas ganas de comérselo. Cuando cayó enfermo y nos tuvimos que mudar con él a su granja en Alabama, sólo tenía cinco años, pero aún nunca he sido capaz de olvidar la época tan oscura que vivimos, sobre todo mí madre, que era incapaz de ver al abuelo Jack tan débil, tan falto de vida... yo, bueno, yo hubo un momento en el que era incapaz de verlo sin echarme a llorar del miedo.

Desearía haber sido mas fuerte y haberme quedado a su lado, haber sostenido su mano y agradecido por todos los trozos de pastel de limón que me dio aún sabiendo que era su turno de tomar el último.

Ya es demasiado tarde.

'No te vayas.'

Vuelve a hablar.

No puedo verlo pues la habitación en la que nos encontramos, como todas las otras veces, está completamente oscura.

Su figura se pierde entre las sombras y sé que a la mía le pasa lo mismo.

No quiero irme. Nunca quiero irme. Quiero quedarme, quedarme ahí para toda la eternidad; pero ambos sabemos que eso no es posible, no se me está permitido.

Todos nuestros encuentros han de llegar a un fin, quiera o no.

' Skyler.'

Su forma de pronunciar mí nombre hace que cada vello de mí nuca se erice, mandando señales incongruentes al resto de mí sistema.

Nunca he sido una gran fan de mí nombre; quiero decir, la historia detrás del por qué me llamo así es bastante dulce, pero con todas las bromas pesadas que conlleva llamarse Skyler no merecen la pena.

Sin embargo, cuando lo dice, no me importa en absoluto, de hecho, me parece uno de los nombres más bonitos que existe en el mundo y agradezco a mis padres por haber escogido algo tan bonito.

Dime.

Quiero responder, pero conozco las normas, sé que nada saldrá de mis labios.

No me equivoco.

Así que sólo me queda esperar a que decida volver a hablarme.

Algo en el ambiente de la habitación, los campos eléctricos parecen moverse y de pronto me noto más nerviosa que antes.

No tardo en descubrir por qué: está detrás de mí.

Nunca lo había hecho; acercarse, me refiero, siempre había dicho que era importante para el orden natural mantener las distancias, así que no puedo evitar preguntarme, ¿qué ha cambiado esa noche para que se haya atrevido a dar ese gran paso?

Por desgracia, no puedo preguntárselo. Tampoco moverme, y eso es casi más difícil que el no poder hablar.

Siento cómo mi cuerpo parece arder ante la impotencia de no poder darme la vuelta y ver su rostro, ponerle forma corpórea y acabar con ese sufrimiento que parece corroerme cada noche un poquito más.

Pero no puedo hacerlo, no puedo moverme, y sé que lo único que me queda por hacer es esperar.

'¿Vainilla?'

Coco. Quiero corregirle, es coco lo que huele, no vainilla.

'Ten un buen primer día de clases.'

Casi puedo escuchar la burla en sus palabras, pero antes de ser consciente de si se está burlando de mí o no, me despierto.

Because of you.Where stories live. Discover now