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Second Chance.

Parte I de II (o III o IV)

Dedicada a Naty aka Selector18. Beteado por KiraKirinPassel

Tema dado por hacer spoilers : Salto en el tiempo.

Cualquier similitud con "La emperatriz abandonada", "Princesa encantadora",  "The reason why Raeliana ended up at the duke's mansion" "Survive as the Hero's wife" NO es mera coincidencia, me basé en todo eso para crear esta... cosa. Lean estos manhuas, soy fan. los amo.


~Advertencia: AU, Personajes posiblemente OOC~

Las hermosas pupilas color opal se encontraron con las mías un instante, antes de desviar la vista cuajada de lágrimas, sus largos cabellos lavanda cayeron hacia adelante ocultando su rostro compungido. Se había inclinado para, seguramente, que yo no la viera llorar.

Ese era el ánimo general del pueblo. Llanto y dolor por doquier. Los gritos de repudio y censura se entremezclaban con mis propios pensamientos.

El agarre a mi brazo me volvió hacia el frente, para prestar atención a la ejecución que estaba pronta a comenzar. Coloqué la mano sobre aquella intrusa que tomaba mi brazo, como una forma de transmitirle serenidad. La que yo no tenía. Pero lady Shino no tenía la culpa del oscuro rumbo de mis pensamientos.

Desde que este hecho salió a la luz, me sumió en un estado de vehemencia tal, que no fue sino hasta que dicté la sentencia contra la acusada, que no recuperé el sosiego perdido.

La condenada era mi esposa. La ex emperatriz del reino de Aincrad y duquesa, Lady Asuna Yuuki.

Se arrodilló en el estrado que habían preparado para ella, usaba ese vestido rojo que alguna vez le obsequié cuando estaba demasiado ciego por sus encantos, pero de su esplendor de antaño apenas quedaban huellas. Estaba desaliñada, con el cabello suelto, el rostro manchado de lágrimas secas.

Sin embargo el porte real era innegable. A pesar de estar humillada frente a su pueblo mantenía la barbilla erguida, los hombros rectos, oyendo la opinión dividida del populacho; algunos pedían amnistía y clamaban por piedad, pero otra parte exigía a gritos el pago por sus pecados. Amada y odiada por igual como esa vez que asumió el mandato. Era increíble cómo podía despertar sentimientos tan contradictorios entre la multitud que parecía un sombrío mar a sus pies.

Observé al verdugo vestido de negro con aquella capucha que le cubría la mitad del rostro, era alto e imponente, y reconocí de inmediato quién era. La ubicó con una extraña ternura en el patíbulo y, entre susurros, le preguntó si estaba cómoda.

Era gracioso que se preocupara por ella que estaba a punto de morir, pero ese era el efecto que despertaba en todos los que la rodeaban.

—Apresúrate, no me hagas repetirlo— bramé, y el agarre en mi mano, como previniéndome de realizar alguna acción desesperada, se hizo más intenso.

Calma. El susurro suave de lady Shino en mi oído, me arrulló por algunos segundos, hasta que encontré esos abatidos ojos color miel que buscaron los míos con tristeza, y toda la serenidad se evaporó. Desvié la mirada e hice un gesto vago de que prosiguieran. Tenía muy presente de que cuanto más pronto iniciara, más rápido acabaría este día y podría sepultarlo en algún lugar recóndito de mi mente.

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