50 veces tú.

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No entiendo, y no es que sea mi trabajo entender, pero aunque sea de noche y quiera fingir que el frío no me atrapa entre las sabanas, me consume la paz que me cuesta construir en los momentos que te arrastro lejos de mi vida. Hoy amaneciste con el rostro de la persona que amo, el amor de mi vida, pero tu corazón despertó con un color diferente al verde de las hojas que me protegían del Sol.  Y fue apenas la noche anterior que fuiste debajo de la misma Luna que un día me regalaste cargando en tus manos el color gris de tus latidos. Así se lo vendiste a la chica que esperaba tu llegada en aquel mundo donde el amor no luce igual a las estrellas que conocía yo. Y es justo cuando al intentar comprender tus latidos grises, estos fueron en otro color a donde el azul recordó los tiempos donde una guerra entre la chica y la cerradura del baño te distraían por segundos de los labios de tu pasado. 

Y así vas por la vida, cantando colores a mi mejor amiga y las desconocidas, porque tú eres 50 veces las personas que no conozco. Es que llevas el rostro de alguien que creía conocer, llevas los ojos de mi felicidad y los labios que cargaban mi primer beso. Tu hablar es similar a las palabras que susurraban te amo, y tu mano busca a la mía de vez en cuando al mismo ritmo de la canción que solo tu y yo conocemos pero, aunque mi mano quiera encontrar la tuya en medio de nuestro baile y mis ojos quieran pintarse feliz, no eres más que un extraño con el mismo nombre que nunca podría olvidar. Son tus latidos blancos que intenté conocer, pero tus luces eran muy vulnerables para salir a una sociedad tan oscura. En fin, aprendí en el camino que aunque de blanco sean tus colores, gris va en el lienzo y de negro van tus manos llenas de culpa por no escuchar lo fuerte que latía tu corazón. Ayer te conocí como el amor de mi vida, gran titulo para el que hoy no reconozco y con el que mañana tendré que convivir en el mismo sueño que nos prometimos. Ese que hoy luce como el hoyo donde el preso inocente oculta sus lágrimas de arrepentimiento. 

Usas excusas tan grandes como tu capacidad de acusarme al ser la que como una estúpida hoy llora entre letras. Esas que suenan al ritmo de estar perdido y "no saber lo que quieres" para poder ser inocente y sentarte sobre el corazón roto que dejaste sin colores. El mío.

Cuando me tiemblan las manos.Where stories live. Discover now