A mi celular casi se le agota la memoria. ¿Y cómo no ha de hacerlo? Si está lleno de corazones rotos y conversaciones tan inconclusas como lo nuestro. Decidí que empezar a borrar algunas huellas que se trazaron en el camino, sería lo mejor para despejar aquella memoria tan pesada... y fue como encontré nuestra conversación dos días después de nuestro primer beso. Digo "nuestro" porque a pesar de los besos tuyos multiplicados por la cantidad de bocas en tu vida, fue el primero que nos regalamos, aunque no era moralmente aceptado por una sociedad en la que el amor consta de publicaciones y títulos falsos que te enjaulan por segundos. Segundos que se vuelven años de piedras. Entre el enredo de tus palabras y mis lágrimas coloridas que corrían por aquellas mejillas tan rojas como mi labial, me dijiste como sentiste el cielo inalcanzable en aquella boca virgen que cargaba por tantos años. Pero soy yo la que se queda con aquella miel en los labios sin entender como se ve el cielo con una persona y un día decides bajar de tal paraíso.
Mi cielo se veía como el cuento de hadas que nunca imaginé. No eras tú el príncipe azul, más bien eras tú la princesa de la torre y yo la luz que te quería dejar salir. En el felices por siempre te dejé ver el cielo, te lo pinté de colores tan hermosos como tus ojos cuando me hablaban en lo oscuro de tu armario. En el camino cuando leíste mi versión de aquel cielo todo cayó en ser más cuento que sentimiento. Amabas estar atrapado en esa torre. Incluso puedo sentir como aún corres a encerrarte con el gato encadenado a la cama del frío de tu cuarto.
Se te olvidó como es el cielo al dejarme ir de tantas maneras, me volví insuficiente al ver que nunca abrías los ojos para ver el paisaje conmigo, me perseguía la tormenta de entender si eran real tus enredos en la sábana, o mentira el sentimiento de ser solo un momento que importó por minutos. Me pediste a gritos que te entendiera tu enorme trauma tras vivir años en aquella torre y empecé a dejar que los clavos en el piso atravesaran mis pequeñas inseguridades. Con el tiempo me vi sola en le cielo, y triste fue y será como yo me convertí en noche sin luna y universo sin estrellas.
Gran etapa para ti fue viajar al cielo conmigo, etapa que cerraste tras dejarme ir por la ventana. Y estoy tan segura como lo mucho que te amé, que te importe lo suficiente para que me hayas ahorrado el sufrimiento de tu partida. Fui suficiente para que quisieras tú salvarme de tu oscuridad. Te diste cuenta de como yo todos los días te salvaba a ti y tú en el intento de hacerlo fallabas. Es que corriste en círculos buscando la respuesta y chocaste con el hecho de que yo era demasiada luz para ser salvada por tanta oscuridad. No quise entender en su momento que todas las maneras de hacerme llorar eran las cuerdas que soltabas porque me ataban tan fuerte, que respirar sería un recuerdo para mí. Volviste con lo único en aquella torre que te haría jugar mi papel en su vida. No era el hecho de que ella te necesitaba a ti, eras tu que necesitabas volver a sentirte héroe en el desastre de alguien más. Yo era tu luz, tu eras mi oscuridad. Se que viste como dejabas sangrando lo peor de mí. Tu proyectaste en mi la duda de si eras suficiente, y la inyectaste tan fuerte que corrió por mis venas preguntarme si alguna día volvería yo a ser suficiente para alguien mas después de ti.
Más bien sé, que no es ésta la verdad que ha de salir de tus puntos y comas, pero es la verdad que jugará mi corazón hasta volver a conocer el príncipe que me convertirá reina. Viviste el cielo y quisiste que se quedara así, siendo cielo, y no un eterno sufrimiento de extrañarnos por océanos imposibles de cruzar. Y con un "pronto" te despediste, porque "pronto" te deja con aquella herida abierta que no volverá a tener fin.
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Cuando me tiemblan las manos.
Storie breviDiferentes pequeñas historias que andan en mis pensamientos.