Quién demonios iba a ser si no era mi querida mejor amiga. Me dijo que siempre la acompañaba a su casa y hoy le tocaba a ella hacer lo mismo. Estuvimos un rato hablando, pero cuando llegamos a la puerta de mi casa la cosa se empezó a torcer.
―Mira Adam. Es que no quiero hacerte daño y sé que estás muy feliz, pero solo te digo que no te fíes mucho de ese chico que has conocido.
― ¿Por qué? Yo te tendría que decir lo mismo, ¿no?
―Es que no lo conoces, es nuevo, y ni siquiera sabes su nombre.
― ¿De verdad Iris? Es tu misma situación. Estoy muy harto. Siempre hago lo mismo. Siempre me alegro por los demás y me pongo de su lado, los comprendo y los apoyo. Pero cuando yo lo hago nadie me apoya, y tenía la esperanza de que tú, como mi mejor amiga que eres, lo hicieras. Que te alegraras por mí, pero ya he visto que no.
―Pero Adam, yo...
―No...no, déjalo.
Entré y cerré la puerta en todas sus narices. Y, a continuación, me acurruqué en la puerta. Estaba muy harto de todo. Siempre había sido el bicho raro, la oveja negra o la sombra de alguien. Y por una vez que empezaba a ser feliz nadie iba a estropeármelo, ni siquiera mi mejor amiga.
Pasaron dos horas. Y el chico de las flores me envió un mensaje. Me saludó y me preguntó cómo estaba. Yo le conté lo que había pasado con Iris. El me preguntó que si el me gustaba. Sé que era demasiado temprano pero sentía que había estrechado un gran lazo con él, aunque no supiera cómo se llamaba. El amor no tiene nombres ni ojos, sólo corazón. Y él me respondió que yo le gustaba también.
Estuvimos toda la tarde hablando hasta que me quedé dormido en mi cama, y lo siguiente fue despertarme apagando mi reloj. Me vestí, me lavé la cara y me fui a desayunar. Después me lavé los dientes e hice la cama. Por último me puse la mochila y salí de mi casa. Esta vez sonaba la canción "Ghostin" de Ariana Grande. Era una de mis favoritas porque reflejaba tal y cómo me sentía yo en ese momento. Esa mañana no vi a Iris pues se habría ido por otro camino para no estar conmigo. Llegué al instituto y, cómo siempre, apagué el móvil y los auriculares. Subí las escaleras hasta la segunda planta dónde me tocaba la clase de música. Y justo por el pasillo para llegar a la clase me encontré con Iris. Estaba enfadado con ella, pero también quería arreglar las cosas entre nosotros.
―Oye Iris, yo sólo quería disculparme porque...―fui interrumpido por ella.
―Espera Adam. No. La que se tiene que disculpar soy yo, al fin y al cabo fui yo la que generó el conflicto. Quiero que estemos bien de nuevo. ¿Me perdonarías?
―Claro, por supuesto. Eso es justo lo que quiero. Amigos de nuevo.
Nos abrazamos y yo me dirigí hacía la clase de música. Ella tenía matemáticas, creo, así que iría a la tercera planta.
Las dos siguientes horas no la vi, así que la vería en el recreo. Tuve mates y francés. No fueron ni bien ni mal. La verdad es que esas asignaturas las tolero. Sonó el timbre del receso. Fui hacía mi mochila para coger la merienda, un sándwich de lomo y queso, uno de mis favoritos.
Antes de reencontrarme con Iris fui al baño, me metí en una cabina, cerré la puerta y encendí el móvil. Tenía un mensaje de él.
-Hola cómo estás? Me alegra saber que me defendieras ayer frente a tu amiga. Demuestra que sientes lo mismo que siento yo por ti. Y he pensado una cosa. No es justo para ti que hablemos sin conocernos en persona, así que... quedamos algún día para vernos? Sólo quiero que pasen unos meses para conocernos mejor.
Estaba eufórico. ¡Lo iba a conocer por fin! La verdad es que me lo he imaginado de muchas maneras pero solo quiero ver cómo es. Porque de personalidad, actitud y empatía tiene un diez.
Cuando salí del baño fui directo a ver a Iris, cuando de repente me sorprendió besándose con Tommy.
―Pero bueno parejita. Vaya, vaya. Aquí se está poniendo la cosa caliente, ¿no?
―Creo que sí―me respondió Iris riéndose.
― ¿Y cómo ha surgido de pronto?
―Pues la verdad...―iba a decir Iris cuando la interrumpió Tommy.
―Ayer, un rato después de la hora de la salida del instituto encontré a Iris acurrucada en una esquina de la calle llorando, así que obviamente fui a hablar con ella. Me contó todo lo que había pasado entre vosotros y yo le conté mi experiencia acerca de todos estos temas, y congeniamos muy bien.
―Es lo que intentaba decirte Adam―respondió Iris.
―Es decir, que gracias a nuestra pelea tú te has echado novio. ¿Y si no nos hubiéramos peleado? No seríais novios.
―Bueno... tú me dejaste claro que para ti es muy importante ese chico, así que eso es lo que hice. Dejarte. Y seguramente estarías hasta las dos de la mañana hablando con él.
― ¿Perdona? Pues no. No he hablado con él hasta ahora en el recreo. ¡Es increíble Iris! Creía que habíamos solucionado las cosas pero lo has empeorado. Aprovechas nuestra pelea para echarte novio y luego me lo reprochas a mí. Ventílate un poco que se te están subiendo las mariposas del estómago a la cabeza.
―Pero Adam... yo no quería...
―No. No querías, pero sin embargo lo has hecho. Estuve toda la tarde pensando en ti por si te había pasado algo pero resulta que si te había pasado. Te echaste novio. Adiós Iris.
Me dirigí hacía la puerta y de repente sonó el timbre. Las horas que quedaban fueron las tres horas más eternas de mi vida. Todavía no me podía creer lo que había hecho Iris. Desde que está con ese Tommy ha cambiado mucho. Ya sólo me queda él.
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El chico de las flores
Mystery / ThrillerA veces las personas nos cegamos demasiado. Y en este caso Adam se cegó de las flores que su chico le enviaba. Pero ten mucho cuidado. Porque las apariencias engañan, y nunca sabrás si detrás del ángel más cauteloso se esconde el demonio más pervers...