베개 || KOOKMIN OS ||

하나

Eran pasada las catorce horas del día viernes. Jeongguk estaba feliz, inhalando sonrisas y exhalando risitas.

Aquel día había logrado terminar una canción que había estado en su cabeza por semanas, incluso había hecho la pista de la misma. Enviándosela a Namjoon para que la revisara y diera su opinión. Aunque, claro, esa no era la causa de su felicidad sino el haber terminado temprano.

Hacía días que entraban al edificio donde trabajaban a primera hora y todos salían a diferentes horarios, dependiendo de si querían seguir practicando o escribiendo nuevas canciones. El comeback estaba cerca y se sentía en el aire.

Pero, no aquel día. Gracias a una llamada que le hizo al líder, supo que Taehyung, Hoseok y Seokjin irían al cine mientras que Yoongi y él se quedarían a hacer los últimos retoques de las canciones.

El único que se había ido a descansar al departamento era Jimin. El solo pensarlo hizo que el castaño soltara una risita. Tendrían la casa sola.

Pisando el acelerador agradeció que la hora pico hubiera pasado hace rato, dejando las calles sin tanto tráfico.

-Oh, Jiminie, ya casi llego -tarareaba al estacionarse en su residencia-.

Jeongguk ya tenía escogida la película que verían aquella tarde e, incluso, ya había comprado toda la comida basura y chuchería que el mayor y él tanto amaban comer.

Casi daba saltitos para cuando abrió la puerta del lujoso penthouse que compartía junto a los otros seis chicos. Claro que la felicidad le duró poco.

Dejo que las bolsas impactaran contra el piso al igual que su lengua contra su mejilla al instante que abrió la puerta de su cuarto, donde sabía que estaría Jimin.

Aunque, definitivamente no esperaba encontrarse al chico en aquella situación. Con delicadas medias semitransparentes envolviendo sus torneadas piernas, unas bragas de encaje con liguero que sostenían las medias en su lugar y una de sus camisas que tan grande le quedaban al mayor.

Jeongguk veía como la camisa se movía de su lugar, dejando la espalda del rubio se viera y escondiera, al ritmo de los movimientos eradicos del chico al moverse.

Jeon mordió sus mejillas interiores mientras apretaba sus puños, en cualquier otra circunstancia la vista del excitado chico gimiendo mientras se movía de adelante hacia atrás, estimulando su miembro, le parecería deliciosa. Una invitación a unirsele.

Pero no ese día, no cuando la causa de los gemidos de Park era aquella detestable almohada de un chillón color amarillo que estaba entre las piernas del rubio, rozándose contra la braga abultada.

-Jeon-Jeongguk -escuchó que el rubio gimió y sonrió de medio lado-.

Los movimientos de Jimin se aceleraron, Jeongguk supo que estaba cerca. Por lo mismo se aseguró de cerrar la puerta sin que el chico se percatara de su presencia y luego caminó hasta quedar atrás del rubio.

-Oh, Gukkie -seguía gimiendo, cada vez más cerca del orgasmo. Tenía sus ojos cerrados y sus manos estrujaban el borde de la almohada- ¡Mierda!

Jimin había gritado y arrojado su cuerpo hacia atrás de la sorpresa, chocando contra el pecho de Jeon. La acción misma había sido provocada por el castaño al apretar el pene de su hyung sobre la tela, tomándolo por sorpresa.

-¿Sí, Jimin? -le susurró ronco en la oreja-

Jimin tragó con dificultad, mierda, aquello se pondría caliente. Muy caliente.

-Gu-gukkie -tartamudeó con nerviosismo, soltando un jadeo cuando el menor dio un apretón en la punta de su miembro-.

-Oh, Jiminie, lo haz hecho de nuevo, amor -Jeongguk daba un beso en el hombro descubierto del chico con cada palabra-.