Era una preciosa tarde, una de las tantas que lograba experimentar siempre que llegaba a ese hermoso lugar.

Una magnifica cascada se lucia formidable frente a los penetrantes orbes azules oscuros de aquel animal, que, 0 0queinigualablemente lograban destellar un brillo particular, su liso y fino pelaje se mecia a la par del suave viento de aquel paisaje, enormes prados se podian apreciar a lo lejos del lugar por donde caminaba el imponente y glorioso tigre.

Todo aquello era tan verde, tan calido, el viento fresco era tan suave de respirar, valla que aquella naturaleza le encantaba en demasía, admirando su alrededor no tardo mucho en percatarse que se encontraba cerca a una de las praderas, está, estaba repleta de hermosas e incontables flores, todas de distintas colores, mariposas por doquier, posiblemente extrayendo el polen de estas...

De un momento a otro, sus instintos de alfa se habian alterado, sin embargo fue cuestión de segundos qué, todo en él volvio a la normalidad, sus orbes azul profundo divisaron que a lo lejos un brillante pelaje blanco con manchas castañas se movia torpemente entre el inmenso pasto agitando su pomposa cola mientras perseguía con bastante diversion las multicoloridas mariposas que revolotiaban llendo de un lado a otro, probablemente estas tambien disfrutando de aquel momento, tanto como el precioso lobo blanco quien parecía inmerso en su propia burbuja de felicidad.

En ese entonces una lijera brisa sacudio el cuerpo lobuno de aquel omega, trayendo consigo el esquisito aroma de alfa que tanto lo atraía, al instante, detuvo en seco sus movimientos, mientras movia con gracia su humedecida nariz, olisqueando el aire, regocijandose de aquel aroma embriagador, sus patas empezaron a moverse intranquilas al igual su cola que se agitaba insistente. El lobo habia empezado a inquietarse dando vueltas en su propio eje, tratando de encontrar al dueño del aroma a pinos y tierra humeda.




En unas horas la noche habia llegado, al fin podria verse claramente la inmensidad del cielo, las brillantes estrellas y la luna ampliamente maravillosa, siendo contemplada por un par de ojos color avellanas, los cuales lucian tristes, el hermoso y tierno lobo blanco aullaba de tristeza llamando con sus lamentos a su alfa, quien posiblemente continue aun escondido entre aquel inmenso pasto, observandolo desde la oscuridad, viendo como el fuerte viento tiritaba el fragil y pequeño cuerpo del omega.


Enojado con su alfa y consigo mismo por soportar siempre aquella actitud del tigre, decidido con volver a casa, regreso a su forma humana acercandose y posicionandose frente a una gran roca donde se hallaba sus pertenencias, una a una iba colocandose las prendas mientras podia apreciar del otro extremo el cautivador lago que corria calmadamente, resoplo sorbiendo su rojiza y húmeda nariz al mismo tiempo que terminaba de vestirse.

- ¡Alfa tonto! - susurro el castaño dando inicio a su caminata de vuelta a casa.
- ¿Adónde crees que vas... Omega? - hablo el azabache ya en su forma humana tras salir de la inmensa yerba, su voz salio tan fria como su expresión.
- ¡Me voy a casa! - respondió el omega tajante, aun sin encararlo solo dandole como vista su definida espalda!
- Tan insolente omega. - susurro el alfa rodeando al castaño en un tierno pero posesivo abrazo escondiendo y enterrando su fria nariz en el cuello del contrario deleitandose de su dulce aroma...

Fresas frescas con miel y un toque de... De leche??? ¡Extraño!

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2022 ⏰

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