Historia de Slenderman

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Muchos dicen que estoy mal, pero no lo estoy. Muchos dicen que soy diferente, pero no lo soy. Muchos dicen que estoy loco, pero no lo estoy. Me siento solo, camino solo; sin nadie que me consuele, sin nadie que me ame.

Yo solía ser normal, como tú, es curioso porque siempre he odiado ser parte de lo normal de la multitud. Debes apreciar lo que tienes, debes orar para que nunca tengas que sentir lo que siento:

Odio, depresión, abandono, traición...

Todos ustedes tienen vida, tienen esperanza, yo ya he perdido estas cosas por culpa de un demente, él es el único que en verdad es malo, no yo.

Él se robó mi vida, mi esperanza, mi todo; me dejó en la putrefacción después de hacer su maldito experimento.

Me dio la bienvenida con los brazos abiertos, me prometió una nueva vida, mejor que la que había vivido antes, él me mintió, se robó todo de mí. Todavía recuerdo el día, yo era un joven sano recién salido de la escuela preparatoria, el sol brillaba, como sea, todos me odiaban, sentía cómo todos me juzgaban. Mi camino a casa durante el último día de la escuela fue un infierno, como de costumbre, los chicos que pasaban en sus autos gritaban cosas como:

"Maricón" o "Ya toma una ducha"; ¿Por qué me odian tanto?

Un pensamiento pasó por mi mente, estos tipos poco a poco me matarán de todos modos, ¿por qué no hacerlo rápido y sin dolor?, estaba cegado por el dolor, si hubiera sabido entonces lo que se ahora nunca me hubiera atrevido a tomar esa cuerda de mi sótano, ¿pero dónde hacerlo?, no en mi casa, yo odiaba a mi madre, pero no lo suficiente para causarle un trauma.

Así que salí de casa y me dirigí a la ciudad a la parte más remota y dentro de un callejón me dispuse a acabar con mi vida.

—Joven, ¿qué estás haciendo?

—Ponerle fin a esto. —Respondí.

—¿Estás loco?, ven, ven conmigo, creo que te puedo ayudar.

—¿Ayudarme?, si no eres más que un anciano, déjame morir en paz.

—Ahora no puedo hacer eso. —Dijo con voz ronca y me agarró del brazo.

—Ven.

Cuando luché tiró con más fuerza. Me caí y él volvió a sujetar mi mano y rápidamente me arrastró dentro de un edificio y cerró la puerta detrás de nosotros.

—Joven, creo que puedo ayudarte, sé cómo te sientes, por favor escúchame.

—Maldito seas, muy bien, pero date prisa.

—Una vida es algo precioso, pero qué dirías si yo te ofreciera una vida nueva y totalmente gratis.

—Yo diría que dónde coño me inscribo.

—Bueno, he estado haciendo una investigación sobre la anatomía humana y después de unos cuantos experimentos, creo que he dominado la manipulación de la forma humana. Creo que puedo convertirte en cualquier cosa o cualquier persona que desees. Claro, bajo ciertas circunstancias.

—¿Cómo cuales?

Sacó una hoja de papel.

—Bueno, primero que nada firma aquí.

—¿Qué pasa si no quiero?

—Bueno, en eso radica la segunda circunstancia, tú no tienes elección.

—¿Qué?

—Ya me has oído mi querido amigo... —Sacó una jeringa con un líquido verde.

—Ahora estate quieto.

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