The Lion Killer

1

Veo como el hombre se arrodilla frente a mi, rogando piedad. Sonrió sádico; se que esto es cruel pero me fascina. Desdobló mis piernas y me levanto acercándome al hombre.

-Im Min Seok, violador, asesino y ladrón. Violo a su hija, esposa y cuñada. -apreté mis puños sobre el papel casi rompiendolo- Las enterró en su jardín y las prendió fuego. Días después se lo vio robando un local cercano a su casa.

Baje los papeles y me acerque más al hombre. Agarre mi navajo haciendo otro corte en la cara del hombre. Este gimió de dolor y otra catarata de lágrimas bajo por sus mejillas. Volví a sonreír.

-Veo que los policías son fáciles de manipular para dejar a un bastardo como tú en libertad.

-S-señor, por favor, perdoneme. Le aseguro que si me deja ir, seré mejor persona, pero le suplico que no me mate.

Solté una carcajada.

-Imbécil.

Justo cuando se iba a inclinar mas para suplicarme, tome mi navaja nuevamente y corte su cuello. Vi como la sangre comenzó a correr por el suelo y chasquee mi lengua. Tendría que volver a cambiar la alfombra.

-Que mas da.

Me metí al baño de mi oficina y me cambie mi traje. Termine de acomodar mi cabello y vi como Jung Kook salia de su habitación sonriendo adormilado. Sonreí por la bella imagen y fui hacia el, tomándolo de la cintura. Se puso de puntillas y beso mis labios. Le devolvi el beso y lo deje para que fuera a desayunar. Tome mi teléfono y le marque a BeomGu.

-Te tengo otro trabajo.

-El segundo en esta semana Tae, te he dicho que dejes de llevarlos a tu casa.

-No te tiene que importar donde los asesino. Solo tienes que venir calladito y hacer lo tuyo.

-Odio cuando te pones así pero bien. En media hora estoy allá.

-Gracias Beom.

Corte y deje mi teléfono en mi bolsillo trasero. Cerré mi oficina con llave para que ninguna de las señoras de la limpieza entrara.
Metí mis manos en mis bolsillos y baje con Kook. El justo estaba terminando de tomar su leche. Lo senté en mi regazo y comenzó a dejarle suaves besos en su cuello. El sonrió y se apoyo en mi pecho para que siguiera. Después de todo no fue una mala mañana.