No

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No.
No era un simple familiar.
No.
No era uno más.
No.
No podía haberle dado más amor.
No.
No necesitaba tu consolación.
No.
No quería tus lágrimas.
No.
No podía respirar.
No.
No sentía la vida.
No, no era la simple verdad de verle muerto. La verdad me dio de frente cuando vi que nadie estaba para apoyarme.

La Poesía Nunca Estuvo Tan RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora