Sonreía tan lindo, tanto que me sentía enamorado. Posiblemente lo estaba, pero me empeñaba en negarlo.
-Debes buscarte un nuevo amor...
Cantaba ella, sonriendo y rozando sus labios para provocarme. Olia a cigarrillo y aun así me provocaba.
- ...que no tenga como yo, tantas heridas en el alma!
Y me ignoraba y seguía cantando, me estaba cantando, yo lo sabía. Así era ella, evadia las preguntas, pasaba de explicaciones y respuestas. Decía cosas sin sentido.
Era tan simple y tan complejo entenderla. Cuando estaba alegre; jugaba, me coqueteaba y me besaba. Y cuando estaba de mal humor simplemente no estaba, desaparecía, por largos periodos y luego volvía sin mas, sin darme razones.
- Bebe, soy libre.
¿Que si le entendía?. No!
Nadie le entendía. La mayor parte de las veces hacía cosas raras, soltaba frases al vacío, indirectas y bromas con malicia. Pero ya todos la conocían. Ya todos quienes la rodeaban lo sabían.
O quizá solo era yo.
Porque habia algo en ella que no me convencía, que me preocupaba, me entristecía, me estresaba.
Con ella sentía que algo me faltaba.