Armando El Rompecabezas

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Sarada abrió lentamente sus parpados y se sentó al lado de su cama. Frotó su borrosa vista para aclararla, tomó sus anteojos que reposaban en la pequeña mesa de noche a lado de su cama y se levantó.

–¿Uhm? Parece que mamá ya se levantó.

Esbozó una sonrisa con un ligero aire de amargura, dormir con su madre como lo había hecho cuando era pequeña le traía gratos recuerdos. A pesar de ello, también le preocupaba que no fuese capaz de recordarla.

No, son tonterías mías. Mamá se repondrá y volverá a ser la de siempre –pensó, luego tras ese aire positivo se dispuso a organizar su cama.

Al terminar, se dirigió al baño para cepillar sus dientes y arreglarse para un nuevo día, cuando estuvo lo suficientemente cerca notó como la puerta se abría.

Sasuke salió con la pequeña Sakura en brazos, el vapor que salía de aquel baño daba a entender que el Uchiha había tomado un baño. Sin embargo, la peli rosa en sus brazos lucía completamente sonrojada, además tenía su respiración agitada y sus ropas estaban ligeramente empapadas.

Nunca pensé volver a vivir esta sensación, es como cuando...

Sasuke detuvo sus pensamientos al notar la presencia de su hija, ella tenía las gafas en blanco y la situación en la que lo encontró podía mal interpretarse de muchas maneras a pesar de estar vestido.

–Papá...

–Espera, Sarada esto no es lo que...

–¡Pervertido!

–No, Sakura entró mientras estaba duchándome y...

–¡No quiero saber los detalles! –exclamó avergonzada, después se retiró del lugar sin prestar atención a nada.

El Uchiha suspiró y abandonó la idea de las explicaciones, ahora tenía que hacer reaccionar a su infantil esposa para que se cambiara de ropas, podría resfriarse si continuaba con las prendas mojadas. Él había sido el culpable al socorrerla sin siquiera secar su cuerpo, pero al verla desmayarse de la impresión se preocupó.

–Ahora soy un pervertido para mi hija...

Sakura se despertó sintiendo una brisa helada recorrer su piel, se levantó bruscamente y observó sus alrededores confundida.

–¿En dónde estoy?

Tras recobrar sus sentidos se dio cuenta que se encontraba en una habitación distinta a la de aquella chica de nombre Sarada.

–¿Podría ser? El dueño de esta habitación es... –el aire frío de la mañana sopló entrando por la ventana, su piel se erizó al sentirlo recorriendo cada milímetro de esta. Fue entonces que se dio cuenta de algo, ella estaba sólo en ropa interior.

–¡¿Eh?! M...mi ropa, ¿Qué sucedió?

Justo en ese momento aquel recuerdo de la mañana la iluminó, lo había visto a él. Recordó cada parte que había logrado ver, su piel marcada por las heridas de viejas batallas, la definida musculatura de sus brazos, su espalda y su...

–Sa...Sasuke Kun... –pronunció apenas audible, su rostro se tornó de un intenso tono escarlata y después se cubrió, apenada al recordarlo todo.

Mientras tanto, Sarada y su padre se encontraban en el comedor. El mayor disfrutaba de un té caliente mientras la niña desayunaba.

–Papá...

Ella dejó de comer y asentó los palillos a un lado del plato. Sasuke la miró, reposando la taza vacía sobre la mesa.

–¿Estás seguro que mamá regresará a la normalidad?

Mi Pequeña NiñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora