Tercera Carta

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Querida Abby,

Ya pasaron tres días y todavía no obtengo una respuesta. ¿Por qué no quieres hablarme? Sigo dudando de si te llegaron mis otras dos cartas, por favor dime si te llegaron.

Así que me han despedido, encontraron la cinta que faltaba. Recibí una llamada del jefe de la tienda a las seis de la mañana del lunes y me dijo que debía el inmediatamente. Me convocó a una junta obligatoria para todo el personal. Cuando llegué, la mayoría se hallaban reunidos alrededor de una mesa con mi jefe a la cabeza de esta. Una vez que no faltaba nadie nos dijo que se había producido un robo ayer, nos habían robado cerca de dos mil dólares en mercancías y las pruebas estaba en la cinta que había tomado... Sólo mi suerte. Nos dijo que nadie iba a salir de la habitación hasta que alguien confesase. Después de algunos minutos, finalmente cedí. Le conté todo, como me sentía sobre que tú y yo tuviésemos una conexión. Luego de contar mi historia, todos en la sala me veían asombrados. Esperé. De pronto, mi jefe rompió la tensión. «Jay, estás despedido. Vete y no vuelvas jamas», dijo.

Ese maldito idiota, siempre me trató como mierda. Ya estado sobre mis talones desde el día que me dieron el trabajo, juro que estaba esperando que cometiese algún descuido para poder justificar despedirme. Y la única vez que tengo un desliz se entera. ¿Por qué no me sorprende? ¿Acaso no entiende que estamos hechos el uno para el otro? Cualquier hombre hubiese entendido, cualquiera en mi puesto hubiese hecho lo mismo, ¿verdad?

Te he estado buscando mucho últimamente, sin trabajo tengo todo el tiempo del mundo para aprender cosas sobre ti. Hoy conduje hacia tu departamento , se ve muy bien, mucho mejor que el mío. ¿Sabias que vives a solo kilómetro y medio de mi edificio?
Pregunté para verte muchas veces, pero me dijeron que no pasabas ahí todo el tiempo. Me sentía más y más desanimado, pero estaba decidido a verte de nuevo.

Después de unas horas de preguntar, opte por quedarme en el estacionamiento esperando a que vinieses, y después de varias horas lo hiciste. Era tarde por la noche, creo que alrededor de las nueve. Te vi parquear tu coche y salir. Sentí una oleada de calor al ver tu cara de nuevo, sé que tengo la cinta para verte pero no sé compara con verte en la vida real. Me asegure de grabarlo para más tarde cuando esté en mi casa, esta vez con una cámara de muy buena calidad. Quería capturar tantos detalles como fuesen posibles, no tenía idea de cuándo sería la próxima vez en que te vería y la cinta ya no era suficiente para mí.

No puedo sacarte de mi cabeza nunca más, nunca. Todo lo que hago es ver ese vídeo que grabé de ti una y otra vez. Abby, Quero que estés conmigo para siempre. Quiero despertarme en las mañanas y tenerte a mi lado.

No puedo esperar a verte de nuevo.

Con amor, Jay.

Querida Abby (cartas de un acosador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora