Epílogo

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— ¿Papá?

Salió de su trance, apartando la vista de aquella fotografía que tenía en sus manos; observando a su hija Summer, de ahora 21 años, recargada en el marco de la puerta de su oficina, cruzada de brazos y con una radiante sonrisa. Llevaba un precioso vestido blanco de tirantes y hasta la rodilla, adornado con varias flores moradas por todo este; y su cabello suelto, chino hasta la cintura.

El médico rió al tiempo que se ponía de pie de su escritorio, dejando la fotografía en su sitio y se acercaba a la contraria.— ¡Ahí está mi cumpleañera!— La rodeó en sus brazos en un fuerte abrazo.— ¿Qué tal va tu día?

— ¿A demás del hermoso cayman GT4 que apareció fuera de la casa?— Rió.— Excelente. Mis compañeros de la universidad me sorprendieron con el salón decorado y un enorme pastel... No era necesario ese regalo, papá.

Se encogió de hombros.— No le veo lo malo. Sabes que te daré todo lo que quieras si se encuentra en mis posibilidades.

Besó su mejilla.— Eres el mejor.— Volteó levemente al escritorio de este, para a los segundos regresar su vista a con él.— Debes de dejar de pasar tanto tiempo observando esa foto.

Sonrió levemente, bajando la mirada.— Lo sé... Es solo...— Suspiró.

— Yo también la extraño... Pero quedarme sentada observando una fotografía de ella no va a ayudar...

— Sí...— Bufó.— Bueno... ¿Vamos a casa?

— Antes debo llegar a la librería a recoger unos materiales que necesito. ¿Te veo allá?

Asintió.— Claro. Tomo mis cosas y parto para allá.

La morena asintió y, tras darse la vuelta, se alejó con rumbo a la salida de ese enorme hospital.

El ojiazul suspiró de nueva cuenta y regresó a su puesto, observando una vez más aquella fotografía; el día de su boda con aquella chica rubia había sido el más feliz... y el más triste de su vida.

Se miraba hermosa, con ese vestido blanco y sus ojos azul como el agua, brillando con tanta intensidad. La extrañaba, y mucho; pero le reconfortaba saber que ella estaba bien, que estaba en un lugar donde... ya no existía el dolor para ella.

Tal vez por eso mismo decidió estudiar medicina, para después hacer su especialidad en Oncología.

Ayudar a la gente le hacía sentir un poco menos culpable por no estar el tiempo necesario con su chica.

Regresó la fotografía a su lugar habitual, tomó del suelo su maletín y comenzó a guardar sus cosas.

— Tock, tock. ¿Se puede?

Una vez más alzó la vista, observando a un chico alto de tez morena, cabello azul y ojos verdes adentrarse a su oficina, recargando sus brazos en el respaldo de los asientos frente a él. Sonrió.— Hey Bon, pensé que te miraría hasta más tarde en la casa.— Siguió acomodando todo.

— Hum... Vengo de... Ver a Bonnie...— Apartó la vista.

Terminó de cerrar su maleta y subió la vista hacia su amigo cardiólogo, quien apretaba con tanta fuerza sus manos en el borde del asiento hasta tal punto que sus nudillos comenzaban a tornarse blancos.— ... ¿Cómo estás?

Negó con la cabeza, intentando apartar las lágrimas de sus ojos.— Bien... O sea...— Rodó los ojos, suspirando.— No es nada, ya pasaron 3 años de eso; no sé porque dejo que me siga afectando de está manera.

— Por que era tu amigo, al igual que el mio.— Suspiró.— Yo también fui a verlo... antes de venir aquí.

— Lamento que haya pasado el día del cumpleaños de tu hija...

❥ See You Again ➸ Freddoy #FNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora