7 minutes in Heaven || Jojo's Bizarre Adventure [+18] --PAUSADO--

[ Noriaki Kakyoin ]

A pesar de tus intentos por escapar de aquel juego, Joseph te lo impidió al tomar tu brazo y prácticamente arrastrarte hasta el cubo repleto de objetos de todo tipo de los cuales reconocías un par de cosas.

—¡C'mon, cierra los ojos y coge algo! —exclamó el muchacho, demasiado cerca de uno de tus oídos, probablemente para irritarte y que de una vez afrontases que tenías que jugar sí o sí.

Una vez rendida, cerraste los ojos, notando como el agarre en tu brazo desaparecía, permitiéndote alcanzar con total libertad el cubo, introduciendo tu mano sin pensarlo dos veces hasta llegar al fondo de este. Con cuidado fuiste tanteando con tu mano, intentando evitar objetos posiblemente afilados y al mismo tiempo toparte con algo perteneciente a alguno de tus amigos para evitar de esa forma tener que pasar unos minutos incómodos encerrada con alguien que incluso ni conocerías. Sentiste como la intensa mirada de todos casi te quemaba, y aquello hizo que tu tiempo de búsqueda se reduciese considerablemente y en cuestión de segundos sacases un objeto que te cabía a la perfección dentro de tu puño cerrado. Abriste los ojos con la esperanza de ver lo que habías tomado pero antes siquiera de que pudieses abrir tu mano y dirigir tu mirada hacia el objeto, el que hacía de "presentador" del juego te lo arrebató.

—¿Quién es el que tiene un pendiente de una cereza?

Tus mejillas no tardaron ni dos segundos en tomar un color rojizo que esperabas que no fuese tan evidente. No podías evitarlo, reconocías a la perfección el dueño de tal curioso par de pendientes: Noriaki Kakyoin. Podías considerarlo un gran amigo, uno al que querías demasiado. A decir verdad era obvio tu amor no correspondido por el pelirrojo, de no ser así la mayoría de tus amigos no te molestarían con el hecho de que, apesar de haber pasado meses desde que te diste cuenta de tu enamoramiento, aún no te habías declarado al agradable muchacho.

Tus temores eran los típicos: ¿y si declararte hacía que os distanciaseis? ¿Y si incluso llegaba a odiarte? No querías arruinar lo único que tenías con él, por mucho que te doliese no poder llegar a ser su pareja.

Tu mente dejo de atormentarse con pensamientos negativos al sentir la suave pero masculina mano de alguien posarse sobre uno de tus hombros, viendo como el propio Kakyoin se inclinaba para mirarte a la cara y asegurarse de que no estabas sintiéndote mal. Su preocupación solo llegó a acentuar un poco más el color rojo de tus mejillas.

—Venga, tortolitos, no tenemos todo el día —habló mostrando su aburrimiento el castaño, y antes de que Kakyoin o tú os quejaseis sobre aquello de "tortolitos", ya os estabais viendo empujados por el anteriormente mencionado.

En cuestión de segundos ya os encontrabais frente al dichoso armario en el cual pasaríais 7 minutos a solas, siendo advertidos por el muchacho bromista de que solo tendríais esos minutos, ni uno más ni uno menos, y que le importaba poco si os encontraba en una situación "comprometedora". Seguramente ese bastardo desea más que nada encontrarnos de esa forma, fue lo que pensaste al entrar en aquel espacio reducido.

—A partir de ahora tenéis 7 minutos, ¡a disfrutarlo!

Sin poder refunfuñar sobre lo que decía, cerró la puerta frente a vuestra cara una vez estuvisteis dentro, incluso asegurándose de atascar la puerta por fuera para que ninguno de los dos intentase escaquearse y escapar de aquella situación embarazosa. Apesar de tus intentos por forcejear la puerta no conseguiste nada, rindiéndote poco después, soltando un sonoro suspiro en el proceso que demostraba a la perfección como afrontabas tu derrota.

Unas suaves manos en tu cintura te hicieron sobresaltarte, casi llegando a chocar con el muchacho que ahora osaba posicionar su cabeza sobre uno de tus hombros. Por un momento habías olvidado la presencia del chico que te gustaba, pero ahora que te habías percatado de su acercamiento tan repentino no pudiste evitar sonrojarte y que por tu mente rondasen miles de preguntas hasta que una de ellas escapó de tus labios sin tu permiso.