Abro mis ojos, el cielo teñido de un leve tono rosáceo y el sol saliendo desde el este anuncian el comienzo de un nuevo día.
Me desperezo un poco antes de tomar una revista y admirar de reojo el paisaje mañanero por la ventana del avión.Mi corazón late con fuerza y siento mi mente andar de un recuerdo a otro.
Y ahora, a mis 37 años, me pregunto: ¿Cuándo fue la última vez que tuve esta sensación?, este sentimiento de que algo grande va a ocurrir. Creo que la última vez fue aquella, cuando lo vi por primera vez.
Siento mi boca seca y tomo una botella de agua de mi mochila, bajo el asiento del frente.
La azafata camina con una bandeja entre nuestros lugares y se detiene en el mío, su joven ceño se frunce y me mira con preocupación.
—¿Se siente usted bien? —pregunta alzando una de sus cejas.
Medito un momento, analizando la pregunta como si de un acertijo se tratara.
¿Me siento bien?, no lo sé.
No sé qué es lo que siento, simplemente no lo sé.—Sí, es sólo un ligero mareo —respondí y tomé un poco de agua, más la mujer no parecía conforme con mi respuesta.
—Sé identificar los rostros tristes y usted es la tristeza en carne y hueso —señaló —. No quiero meterme en su vida, pero hay veces en las que un consejo viene bien a la mente.
Cerré la botella y la guardé nuevamente en su lugar. Esbocé una tímida sonrisa y pregunté:
—¿No sería al corazón?
La joven negó.
—Las personas no sienten con el corazón, esa cosa lo único que hace es latir y bombear sangre a nuestro cuerpo «bum bum bum» —cerraba y abría su puño repetidas veces frente a mi rostro —. Sentimos con la mente, por eso los recuerdos nos duelen tanto y a la vez nos alegran —explicó —. Con esos sentimientos fuertes nos volvemos más conscientes de nosotros mismos, de allí la sensación de que el corazón lata con fuerza.
—Entonces mi mente está destrozada —comenté.
—Eso mismo —asintió —. Las personas no tienen el corazón roto, sólo están locas.
Una vez esas palabras salieron de su boca la azafata me sonrió y se fue. La voz del piloto anunciando que pronto aterrizaríamos se escuchó en el lugar, despertando a aquellos pasajeros que seguían dormidos y alegrando a algunos niños que estaban emocionados de pisar Tokio por primera vez.
Volví mi mirada nuevamente a la ventana, admirando los grandes edificios y terrazas que se lograban apreciar desde allí; las piscinas y grandes mesas de jardín en las azoteas de los vecindarios ricos y la ropa remendada colgada de tendederos en los techados de los barrios pobres, eso era Tokio.
La ligera sacudida característica del aterrizaje no tardó en llegar y, cuando menos lo noté, ya había llegado a mi destino. Se apagaron los letreros de "Prohibido fumar" y una melodía ambiental comenzó a sonar a través de los altavoces del techo. Se trataba de una versión ramplona de Norwegian Wood de los Beatles. La melodía me conmovió como siempre. No. En realidad me perturbó; revivió aquel sentimiento del que intentaba escapar hace un rato.
Mi mente comenzó a divagar entre mis recuerdos, a pensar en las personas que había perdido a lo largo de mi vida, en las oportunidades que había dejado escapar y en aquellos sentimientos que nunca volverán.
Los demás pasajeros comenzaron a desabrochar sus cinturones y a sacar sus bolsos y chaquetas de los portaequipajes.
Sentía mi corazón galopar en mi pecho y mi cara no tardó en ponerse más pálida que de costumbre. Podía oler la hierba, sentir el viento chocando contra mi rostro y escuchar el levanto de los pájaros. Corría el otoño de 1980, y yo estaba a punto de cumplir 20 años.
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TOKIO BLUES 「Kookmin」
Fanfiction❝Todavía recuerdo aquellos días; cuando caminábamos tomados de la mano, mientras una fina llovizna caía sobre nosotros, y tu sonrisa, joder, alumbrando aquella mañana de 1980...❞ - | ⸙: FANFIC / Oneshot (capítulo único) | ⸙: Kookmin (Jungkook x Jimi...