Capítulo 42: Lo que pienso de ella

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Dylan

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Dylan

Desperté cuando unas pequeñas manos intentaban moverme con golpes nada fuertes en mi pecho.

—Hermano, despierta, despierta.

Abrí los ojos entrecerrándolos debido a la luz que entraba por la ventana, de pronto la cara de Camila estaba tan cerca de la mía que me hizo hacer bizcos.

—¿Estás despierto? —susurró. Reí un poco y como pude coloqué una mano en su pequeña cabeza haciendo que retrocediera.

—Si Cami, dile a papá que ya voy para allá. —Escuché los pequeños pasos moviéndose por fuera de la habitación; estaba acostumbrado a que siempre hubiera un pequeño bullicio en el exterior, esto debido a que papá nunca se quedaba quieto, pues decía que se sentía inútil.

Me tallé los ojos y pasé una mano por mi cabello cuando me senté en la orilla de la cama, intentando despertar por completo. Hoy era mi graduación, por fin saldría de la escuela y sería un gasto menos en la casa, incluso podría buscar un trabajo de tiempo completo que aportara un poco, aunque fuera para la escuela de mi hermana.

Cuando iba en dirección a la ducha pisé un juguete puntiagudo que me hizo gritar de dolor, estaba sobando la planta de mi pie cuando mi puerta se abrió dejando ver a mi madre del otro lado. Llevaba una diadema en su cabeza debido a su corto cabello, iba algo maquillada y con un vestido floreado que cubría hasta sus tobillos; Camila era en la mayor parte como ella, como ver a mi madre en sus inicios, algo que papá siempre decía.

—¿Estás bien, hijo? —preguntó acercándose y acariciando mi barbilla. Tomé su mano con delicadeza y la insté a sentarse conmigo en la cama.

—No fue nada, solo otro juguete perdido de Camila. ¿Tú cómo estás?

Suspiró profundamente y me sonrió con su dulzura característica.

—Me siento bien, querido. Me alegra estar para verte graduar. —Sonrió con nostalgia acariciando mi barbilla—. Lo que no pasará si no te metes a la ducha como ahora mismo.

Reí y después de darle un beso en la frente me encaminé al baño, sin embargo, antes de que saliera de la habitación volvió a hablarme.

—¿Lucy nos encontrará allá?

—También es su graduación. —Frunció el ceño por lo que me apresuré a aclarar—. Mi carrera dura un año más que la suya, por eso nos graduamos al mismo tiempo aunque ella sea menor que yo.

—Ella me agrada.

—A mí también, mamá. —Sonreí mientras terminaba mi recorrido hacia la ducha. Podía asegurar que por lo menos hasta ese día, era muy feliz.

***

Llegamos a la escuela pocos minutos antes de que iniciara la ceremonia, por lo que no tuve tiempo de buscar a Lucy. Me despedí de mi familia antes de ir a formarme junto a los compañeros de mi carrera, me sentía extraño al llevar la toga azul por debajo de mis rodillas; debería ser más larga pero debido a mi altura fue lo mejor que se pudo conseguir.

Besos y sueños ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora