A mí alma gemela.

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A mí alma gemela:

Dicen que cuando lloras por un solo ojo es porque tu alma gemela está sufriendo.

Cuando derramas lágrimas por un solo ojo significa que tu otra mitad está llorando.

"Mi alma gemela debe de ser muy débil" pensé "De seguro debe de pasarla muy mal" para que llorara cada noche "cuando la encuentre" me propuse "voy a asegurarme de que sea muy felíz, así ya nunca tendrá que llorar otra vez" Ese sería mi propósito.

A mí alma gemela:

Al principio, cuando aún era un niño, no lo entendía. Creía que era algo natural, lo tomaba como una simple molestia.

"¿Por qué mi ojo está llorando?" Le pregunte un día a mi madre. Ya llevaba un rato así aunque me lo tallara con la mano y me molestaba.

"Tal vez tú alma gemela esté llorando" me respondió con una sonrisa.

"¿Y por qué llora?" Pregunté extrañado, dejando mi ojo en paz.

"No lo sé." me respondió "Tal vez no es felíz." Tal vez ella solo quería distraerme un rato, pero había logrado captar mi atención.

Ahora, mirando hacia atrás, pienso que tal vez ella tampoco era felíz.

Casi cada noche cuando me acostaba a dormir, mi ojo lagrimeaba por sí solo.

Mi padre, quien no creía en cosas supersticiosas o románticas me llevó a un oculista.

"Parece ser que no tiene nada. Tal vez es una pequeña alergia." había dicho el anciano narizón "Podría ser que tu alma gemela este llorando." agregó guiñándome un ojo y riendo.

Mi madre me había explicado una vez que no todos la pasaban tan bien como nosotros, que no todos tenían los mismos recursos y que no vivían en las mismas condiciones.

De sólo pensar que eso podía pasarte me daban ganas de llorar. Nunca fui un niño muy rudo tampoco, solía llorar cuando me raspaba las rodillas, cuando rompía mis juguetes, cuando alguien más se hería, cuando mamá y papá discutían o cuando me sentía solo y triste.

Al crecer, la lista se fue reduciendo. No es bien visto que un hombre llore.

Pero aun así, como decían todos los que me conocían, seguía siendo un romántico sin remedio.

De adolescente, me di cuenta que eran muchas las personas que la pasaban mal. Ellos también eran el alma gemela de alguien. Se sentía bien ayudarlos.

Nunca dejé de buscarte, aunque quizás ya no lo demostraba tanto como antes, jamás perdí la esperanza de que un día te encontraría.

¿Sabes? Hay mucha gente rota... siempre trataba de ayudarlos en lo que podía.

Pero aún no lograba llegar hasta ti, por más que lo intentaba no podía encontrarte.

Y tú seguías sufriendo.

No fueron pocos los que me dijeron que estaba loco y me daban las explicaciones científicas del porqué.

Jamás los escuché. Porque tú seguías llorando, sufriendo.

Hubo un día en especial, que recordaré por siempre, en el que empezaste a llorar, pero no era de tristeza, la risa que se escapaba de lo más profundo de mi pecho me lo confirmaba. Y por primera vez, nuestras lágrimas fueron de alegría.

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