Capítulo 3

16 2 1
                                    

Decidir dar un paseo por el parque para relajarme un poco, la noche anterior había dormido lo mínimo posible, así que me autoregalé un helado en la heladería de Paco, un viejo conocido del barrio y con una de las mejores heladerías de la ciudad.

Me senté en un banco enfrente del estanque, con un cucurucho de vainilla y fresa en una mano y el sobre en la otra. Me pregunto el gorjeo de los pájaros y el graznido de los patos, cuando, de pronto, nos acercamos a las chicas, de unos 29-30 años y  destacaba a simple vista que una de ellas era adicta a los esteroides, me preguntó:

- Hola guapo, ¿qué hace un hombre como tú como tu tan solo?

-Mirad chicas, por mucho que me halaguen vuestros comentarios, estoy casado.- Sentencié, enseñándole el dedo anular con el .

-Tranquilo, te haremos disfrutar de tal manera que no se va a enterar esa zorra.- Dijo, engreída. en ese momento, estallé: - Mire, no sé quién es usted, pero me parece una falta de respeto hacia mi persona que venga sin ningún motivo a hablar de mi familia- dije, iracundo.

La chica de atrás me miró horrificada y sentí como la "mujer esteroide" se enfurecía. Parecía que fuese a estallar de rabia, pero en el último segundo, empezó a descojonarse de risa.

-Tranquilo amigo! Era una broma, te he visto ahí triste y pensé en animarte. Me gusta tu carácter, soy Sara-  dijo, ofreciéndome la mano. - Y esta es mi prima Clara, es un poco tímida, pero cuando os conozcáis no cerrará la boca-

-Oye, deberíamos quedar para conocernos mejor, llámame para decirme cuándo.- Sentenció, extendiéndome un pedazo de papel con un número apuntado.

Me pareció cómica la situación, el cómo Sara marcava bíceps, mientras que Clara, se quedaba rezagada, con timideza, era extrañamente paródico.

-Bueno, nosotras nos vamos, que aún nos quedan diecisiete kilómetros- Dijo Sara.

Miré a Clara, estaba agotada y no quería ver sufrir a alguien ese día así que dije:

- Oye, porqué no vamos ahora a tomar algo?- De repente, a Clara se le iluminó el rostro al pensar que no correría más (por hoy). -Por qué no?- Dijo Sara, sin enterarse de mis intenciones.

Me levanté y nos encaminamos hacia un bar de la zona, de repente oí un susurro a mi derecha, era de Clara: -Gracias- Dijo.

Tormenta bajo la lluvia ( Actualización Lenta) Where stories live. Discover now