Cien miserables euros

15 0 0
                                    

Llegamos al establecimiento, pasaron cinco o seis minutos hasta que los chicos se dispusieron a ordenar su comida, cuando llego el momento en el que me preguntaron yo me limite a pedir una ensalada mediterránea con camarones. Cuando llego el pedido estuve picando mi comida por aproximadamente diez o quince minutos.

Jos- Alex... ¿pasa algo?

Alex- No, nada ¿por que la pregunta?

Jos- Solo se me hace raro que no hayas empezado a comer, yo de ti estaría muerto de hambre, si desayunaste ¿no?

Alex- No, no tuve tiempo.- dije de manera distraída pero percatándome de que no se diera cuenta de mi pequeño secreto.

Alonso-Pero ¿Cómo que no has desayunado y estas picando la comida?

"YA ES MUY TARDE, NOS HAN DESCUBIERTO"

Una vez mas acalle la voz que estaba en mi cabeza para no dejarme caer en la tentación que era confesar mis inseguridades.

Alex- Solo no tengo hambre.-dije aparentando estar resignada y rogándole a quien me escuchase que no hicieran mas preguntas de esa índole, el ruego fue fallido ya que estos se interesaron mas por mi gran habilidad. La verdad es que estaba muriendo de hambre pero algo en mi me impedía darle un solo mordisco a aquella deliciosa ensalada.

Freddy-Yo no puedo soportar el día entero sin comer por eso como en clase y ¿me vas a decir que tu puedes aguantar tanto tiempo sin sentir hambre?.

Alex- Si, no es mi culpa que mi cuerpo no me pida comida seguido.-A estas alturas el rubio y el pelinegro me miraban fijamente con un toque de sospechas en su mirada lo cual me impulso a darle un mordisco a aquel delicioso manjar.

Jos- Si no tienes tanta hambre ¿que te parece que nos comamos esa ensalada entre los dos?.-pregunto el chico con ojos de muñeca, para luego lanzarle una mirada de complicidad a aquel rubio que estaba sentado al frente de este.

Nuevamente acepte la propuesta provocando que mi carga de culpabilidad disminuyera significativamente.

Comenzamos a comer, claro yo mas lentamente que el, por cado mordisco tomaba un trago abundante de agua , ya que esto lo volvía mas fácil de expulsar a la hora de purificar mi estomago, el rubio tenia su mirada posada en mi observando y posiblemente estudiando cada uno de mis movimientos con detenimiento, temerosa de que se diera cuenta de mi patrón de movimientos empecé a comer un tanto mas rápido, de tal forma que luego de diez minutos de que todos acabasen su respectiva comida yo junto con el pelinegro dejamos el plato completamente vacío.

Cuando salimos de aquella simpática cafetería me percate de la hora; el tiempo había pasado volando Jos se ofreció a llevarme a mi casa, lo cual yo sin ningún disgusto acepte, cuando llegamos a mi casa Jos se percato de las botellas de licor tiradas por el piso junto con las colillas de cigarrillo a lo cual me pregunto:

Jos-¿Son tuyas?

Me limite a negar con la cabeza.

Jos- ¿Entonces de quien son?

Alex- De mi madre.-dije con un nudo en la garganta

Jos- Sube a tu alcoba rápido y empaca tus maletas

Alex- ¿Por que?- pregunte un poco temerosa.

Jos- No te quedaras en este lugar.-dijo seriamente. En ese momento escuchamos unas voces provenientes de la cocina.

XxX-Y bueno... ¿Cuánto me pagaras por ella?.-Reconocí la voz de mi madre.

xXx-¿Cincuenta euros te parece?

XxX- Tal vez odie a mi hija pero tengo mas que claro que no cuesta cincuenta miserables euros.-eso ultimo me destrozo el corazón.

xXx- ¿Te parecen cien euros?

Olvidar El DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora