Le dije a mi mama que me iba a dormir 30 minutos, que me despertara cuando el tiempo acabara para poder estudiar.
Me levante 3 horas después, con colchas extras, y un calentador en mi cuarto. La traicion nunca se había sentido tan cómoda.
Le dije a mi mama que me iba a dormir 30 minutos, que me despertara cuando el tiempo acabara para poder estudiar.
Me levante 3 horas después, con colchas extras, y un calentador en mi cuarto. La traicion nunca se había sentido tan cómoda.